Aracataca vio nacer hace 92 años al Gabo

Aracataca vio nacer hace 92 años al Gabo. El escritor colombiano Gabriel García Márquez nació el 6 de marzo de 1927 en Aracataca, Magdalena, Colombia. Su grandeza literaria se manifiesta en una pluma creativa que deleitó, conquistó y trascendió lectores y épocas.
De su novela Cien Años de Soledad se han vendido más de 30 millones de ejemplares y ha sido traducida a 35 idiomas. Eterno y vigente, el Gabo aún sigue influyendo en escritores y periodistas.
Te contamos aspectos curiosos de la vida del Premio Nobel de Literatura 1982.
Sus abuelos
El Gabo fue criado durante su niñez por sus abuelos. Su abuela, Tranquilina Iguarán Cotes, la abuela Mina, era «una mujer imaginativa y supersticiosa» que llenaba la casa con historias de fantasmas, premoniciones, augurios y signos.
Tanta influencia causó en García Márquez que es considerada por el escritor como su primera y principal influencia literaria, Ella trataba lo extraordinario como algo perfectamente natural cuando contaba historias.
La génesis del realismo mágico. La abuela Mina inspiró el personaje de Úrsula Iguarán que, treinta años más tarde, su nieto usaría en Cien años de soledad.
Su abuelo, el coronel Nicolás Márquez, a quien Gabriel llamaba «Papalelo», fue su “cordón umbilical con la historia y la realidad”, fue también un excelente narrador y le enseñó a consultar frecuentemente el diccionario, lo llevaba al circo cada año y fue el primero en introducir a su nieto en el “milagro” del hielo, que se encontraba en la tienda de la United Fruit Company.
El escritor dijo: “Hay una ley de la memoria que hace que las cosas de la niñez se queden fijadas para siempre”.
Influencias literarias
García Márquez atribuyó parte de su influencia literaria a escritores como: William Faulkner, Ernest Hemingway, Kafka, Virginia Wolf y James Joyce, por el manejo de sus técnicas narrativas y el elemento de ficción que se encontraba en ellas. La metamorfosis de Franz Kafka fue una de sus lecturas iniciales.
Supersticiones
Las flores amarillas siempre estuvieron presentes en su casa, las consideraba un amuleto de buena suerte. Cuando cumplió 87 llevaba en su saco, en el bolsillo superior izquierdo una rosa amarilla y así salió a saludar a los periodistas que estaban esperándolo fuera de su casa.
En su escritorio siempre había flores amarillas. Alguna vez dijo: “Mientras haya flores amarillas nada malo puede ocurrirme. Para estar seguro necesito tener flores amarillas- de preferencia rosas amarillas- o estar rodeado de mujeres”.
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Shakira
El Gabo era fan de su compatriota, la cantante Shakira. Así se lo confesó en una entrevista que le realizó en 1999, allí escribió que su música tenía un sello muy personal y “una sensualidad inocente”.
Para la versión cinematográfica de El amor en los tiempos del cólera, Gabo convenció a la artista colombiana que interpretara el tema principal de la película.
Famosa enemistad
Nunca se supo el verdadero motivo de la pelea entre Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez. Existe la versión, según la cual, Gabo le sugirió a Patricia, esposa de Vargas Llosa, que se separara de su esposo por una presunta infidelidad.
Mario Vargas Llosa declaró en el 2007 que él y Gabo tenían un pacto. “García Márquez y yo hicimos un pacto tácito: que no íbamos a alentar las chismografías sobre nuestras relaciones, entonces él se murió cumpliendo el pacto y yo me voy a morir cumpliendo el pacto”, dijo.
México lindo y querido
Aunque tenía propiedades en Cartagena de Indias, Bogotá y París, García Márquez pasó gran parte de su vida en Ciudad de México desde que llegó el 2 de julio de 1961. Su intención inicial era quedarse unos días sin imaginar que se quedaría de manera definitiva.
Primera novela
A los veintiocho años publicó su primera novela, La hojarasca (1955), donde se perfilaba lo que sería su particular forma de escribir ficción. Apareció la aldea de Macondo y algunos personajes que luego configurarían Cien años de soledad.
Aracataca vio nacer hace 92 años al Gabo
Génesis de su obra maestra
Gabriel García Márquez inicialmente le presentó Cien años de Soledad a Carlos Barral, quien a mediados de los años 60 dirigía la editorial de vanguardia en lengua castellana, Seix Barral de Barcelona, pero recibió una desalentadora respuesta : «Yo creo que esa novela no va a tener éxito. Yo creo que esa novela no sirve», aunque también se ha dicho que el editor nunca llegó a leerla.
Después del rechazo inicial, García Márquez envió el manuscrito a la Editorial Sudamericana de Buenos Aires, donde Francisco Porrúa, su director, decidió publicarla de inmediato: «no se trataba de llegar al final para saber si la novela se podía publicar. La publicación ya estaba decidida con la primera línea, con el primer párrafo. Simplemente comprendí lo que cualquier editor sensato hubiera comprendido en mi lugar: que se trataba de una obra excepcional».
El Nobel pensó en titular su novela La casa, pero se decidió por Cien años de soledad para evitar confusiones con la novela La casa grande, publicada en 1954 por su amigo, el escritor Álvaro Cepeda Samudio.
La primera edición de Cien años de soledad fue publicada el 5 de junio de 1967 por la editorial Sudamericana de Buenos Aires, donde fueron enviados los originales por correo, divididos en dos partes pues, debido a las dificultades económicas, el escritor no pudo pagar el primer envío completo.
Los 40 de Cien años de soledad
Para celebrar los 40 años de la publicación de Cien años de soledad en 2007, la Real Academia Española, junto a la editorial Alfaguara, realizaron una edición especial de la novela, que contó con numerosos ensayos académicos sobre la misma, incluidos los de críticos tan prestigiosos como Álvaro Mutis, Pedro Luis Barcia y Carlos Fuentes.
Amigos
Entre las amistades del escritor estuvieron importantes y célebres figuras del arte y la cultura latinoamericanas, tales como Carlos Fuentes, Arturo Ripstein, Emmanuel Carballo, José Emilio Pacheco y otros. Con el escritor peruano Mario Vargas Llosa, sin embargo, osciló entre la amistad y el rechazo. También se ha reseñado su amistad con Fidel Castro.
Cinematografía
García Márquez siempre tuvo una relación cercana con el cine. Escribió guiones para películas y cortometrajes. Varias de sus novelas fueron adaptadas. Por ejemplo, Crónica de una muerte anunciada fue llevada al cine en Italia.
En 1982, formó parte del jurado del importante Festival de cine de Cannes. Además, el hijo del escritor, Rodrigo García, es un reconocido cineasta.
Sin embargo, el escritor juró que Cien años de soledad jamás aparecerá como película, pues consideraba que se perdería su esencia literaria.
Como escritor
García Márquez nunca releyó algo que ya hubiese publicado, pues decía que nunca pararía de hacer correcciones. Nunca usó el adverbio “mente” cuando escribía (como “rápidamente” o “inmensamente”)
Nobel en liqui liqui
El 10 de diciembre de 1982, toda Colombia se estremeció con la entrega del Premio Nobel de Literatura a Gabriel García Márquez. Él rompió totalmente el protocolo porque apareció en un liqui liqui blanco. Previamente había declarado: “Con tal de no ponerme el frac soy capaz de aguantarme el frio”.
El vestido con el que García Márquez recibió el Nobel, fue confeccionado en lino y hecho a su medida por la compañía Guayaberas Cab, de Yucatán, México.
El traje le fue donado al Museo Nacional de Colombia en 2003 por el propio García Márquez y su viuda Mercedes Barcha. Allí es exhibido.
Dicen que García Márquez creía que casi nadie sobrevivía siete años al Premio Nobel de Literatura. Por ejemplo, Sully-Prudhomme murió seis años después de recibirlo, Theodor Mommsen al cabo de un año, hasta Albert Camus falleció dos años después del reconocimiento.
El colombiano recibió el galardón a los 55 años y tenía miedo de morir tras la entrega. Afortunadamente esto no se cumplió y el Nobel murió 32 años después de recibir el tan importante premio.
En internet
Al Gabo se le han atribuido una gran cantidad de frases positivas o poemas amorosos, siendo la mayoría de ellos falsos.
La fe
El Gabo bromeaba y una vez dijo que no creía en Dios pero le tenía miedo. Él no era religioso, pero respetaba las creencias de otras personas, como su madre. Se independizó cuando era muy joven, y por eso no tenía las ideas religiosas y más bien era muy humanista.
Cuando mencionaba a Dios, lo hacía a través de algunos personajes. Curiosamente falleció un Jueves Santo, el 17 de abril de 2014 en la ciudad de México, tras de una recaída en el cáncer linfático por el que ya había sido tratado en 1999.
Última novela
Memoria de mis putas tristes (2004) fue la última novela publicada después de un prolongado receso del autor. Es una celebración a la vida, que aborda el amor senil como motivo, reflejando el signo de la soledad, presente en casi todo el recorrido de la obra del autor colombiano.
La novela cuenta la aventura de un octogenario solterón que está por cumplir los 90 años, ocasión que elige para darse el gusto de acostarse con una doncella, para lo cual acude a la matrona de un prostíbulo de segunda.
Lenocinio que es escenario para el encuentro del protagonista con una niña de 14 años, virgen como lo solicita el interesado, con quien materializa una relación platónica, en la que el romance es algo tierno que no termina en ningún acto de perversión.
La edición inicial de la novela fue de un millón de copias, lanzada por Random House.
Como dato curioso, esta novela tuvo una transformación de última hora en su capítulo final cuando estaba por salir al mercado, en una audaz decisión del autor, para desacreditar una edición pirata que se adelantó en Colombia a la aparición oficial del libro.
Memoria de mis putas tristes fue llevada al cine en una producción realizada en México, España y Estados Unidos, bajo la dirección de Henning Carlsen y Ricardo del Río, con la actuación del experimentado actor mexicano Emilio Echeverría, la actriz estadounidense Geraldine Chaplin y la actriz española Ángela Molina.
Premio GGM
El Premio Gabriel García Márquez de Periodismo fue instituido por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética por parte de periodistas y medios que trabajen y publiquen en las lenguas española y portuguesa en los países de las Américas (incluyendo Estados Unidos y Canadá) y la península ibérica. Se entregó por primera vez en 2013.
5 frases sobre la memoria y el olvido
Centrogabo.org reunió importantes reflexiones del autor.
- Todos nosotros nacemos con un disco vacío que tenemos que llenar con un material nuevo y fascinante. Pero, a medida que uno se va haciendo mayor, el disco duro está cada vez más lleno, hasta que, finalmente, ya no acepta material nuevo. Entonces, tenemos que empezar a utilizar disquetes, pero tenemos que quitar cada disquete cuando está lleno, y si queremos recordar algo tenemos que volver a insertarlo. Entre tanto, la memoria que ha sido grabada en el disco duro siempre está disponible. De eso es de lo que hablo cuando hablo de mi infancia: del disco duro. “La nostalgia es la materia prima de mi escritura”. El País, mayo de 1996.
- Yo no tomo notas. Si tomo notas creo que las cosas que me interesan se me van a olvidar. Por eso cuando creo que hay algo que realmente me va a interesar no lo anoto. Hay un proceso de selección de los temas y de los datos que es preferible dejárselo a la memoria. Aunque sea una memoria ya con huecos, una memoria deteriorada. “De regreso al periodismo”. Cambio 16, enero de 1996.
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Hay que enamorarse para olvidarlo todo, hacer limpieza y volver a empezar. “Un nobel en busca de un adjetivo”. La Vanguardia, septiembre de 1995.
- Hay casos de escritores, sobre todo de novelas, que han tenido que dejar de escribir porque se les sale de las manos el control del libro. Es que todo escritor debe saber qué edad tiene el personaje y cómo era cuando era así y cómo es en este momento, el otro que se fue, el que viene y el manejo del tiempo. Cuando la memoria se erosiona de verdad, ese control se pierde. “¡Carajo!, hagamos algo y punto”. El País, marzo de 1996.
- A partir de cierta edad, cualquier cosa que uno escribe ya forma parte de sus memorias. Los cuentos que estoy escribiendo ahora son una mezcolanza de realidad y de ficción, de memoria y de invención, que yo mismo ya no sé dónde termina una cosa y dónde empieza la otra. Y de veras hay momentos en que no sé si me sucedió o me lo inventé o que me lo inventé hace tanto tiempo que ya creo que me sucedió. “El placer de narrar”. El País, noviembre de 1991.
- Últimamente estaba preocupado porque me parecía que andaba olvidando algunas cosas. No sobre cuestiones profesionales, sino sobre asuntos sin importancia. Pero el médico me dijo que es una pérdida de memoria normal para mi edad. Sucede que uno va desechando aquellos recuerdos que ya no le interesan. Es lo mismo que hacemos en las computadoras: borramos todo lo que no nos sirve para ocuparla con cuestiones más útiles. “Gabriel García Márquez. Íntimo”. Revista Viva, junio de 1994.
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