Arte tercermundista recuperada por la paz, por Sergio Marentes

Cuando voy a comprar libros me aseguro de hacer una buena elección. Lo que incluye, mucho más allá de llevarme un objeto valioso, un conjunto de palabras a los que pueda regresar cuantas veces sea necesario para que valga la pena el esfuerzo y la vida. Sobre todo trato de hacer una buena compra porque los libros que te regalan de cumpleaños no son lo que esperabas. He recibido montones de libros de autoayuda, novelas que parecen escritas por un adolescente (seguramente lo son), libros sagrados de religiones que ni conocía y toda clase de libros que nada tienen que ver con la buena literatura pero que, horondos, eran exhibidos en la odiosa mesa de novedades a la que tanto le huyo. Así que podría resumir que cuando compro libros no es otra cosa que el karma sacándose la leche en el gimnasio.

Hoy estuve en un remate de libros a precios irrisorios pero justos, así como los ejemplares allí expuestos. Entre otros, uno de ellos, escrito por un ucraniano que no conocía, hablaba del traslado misterioso de las grandes obras de arte desde Europa hacia países subdesarrollados de América (se aclaraba que hacia África no, que allá se trasladaban las armas y la industria) y la emergencia económica que esto precedía. No puedo hablar demasiado del libro ni hacer una reseña porque ninguna de las dos cosas me gusta, pero que baste decir que hoy, en Bogotá, la pluviosa, habré de encontrar bien sea un cuadro del renacimiento o una escultura del barroco antes de llegar a mi casa y que la ubicaré en la pared para tapar la mancha abstracta de humedad que con nada se quita, que más parece una advocación que un mapa del tesoro y que no me deja concentrar para escribir un texto sobre el proyecto del viaje del arte por el mundo.

@SergioMarentes

0 Comentarios

Deja Tu Comentario

Login

Welcome! Login in to your account

Remember me Lost your password?

Lost Password

WP Twitter Auto Publish Powered By : XYZScripts.com