Biblioteca Juvenil Internacional de Múnich celebra aniversario

Biblioteca Juvenil Internacional de Múnich celebra aniversario

Un 14 de septiembre de 1949, Jella Lepman y muchos colaboradores, lograron abrir la primera Biblioteca Internacional de la Juventud en una antigua casona en el centro de Múnich.

Para ese entonces contaban con 8 mil títulos. Hoy, la institución ha seguido creciendo y fortaleciéndose por lo que disponen de 630 mil libros. Cada año reciben unos 10 mil ejemplares.

Biblioteca Juvenil Internacional de Múnich

Biblioteca Juvenil Internacional

La Internationale Jugendbibliothek o la Biblioteca Juvenil Internacional (IJB), situada actualmente en el Palacio Blutenburg de Munich, es la biblioteca especializada que más fondos bibliográficos tiene de literatura infantil y juvenil. La iniciativa de crearla se enmarcó en uno de los programas de reeducación que se llevaron a cabo al término de la Segunda Guerra Mundial en 1945. Al frente estuvo Jella Lepman, una periodista judía que regresó a su país tras el exilio en Inglaterra.

Actualmente, alberga una colección de más de 630 mil libros en 130 idiomas y desarrolla distintos programas aparte de la colección como el fomento de la literatura internacional para niños y jóvenes, proyectos extraescolares de educación literaria o apoyo a proyectos de investigación

La biblioteca, además, acoge un pequeño museo sobre Michael Ende, el autor de los míticos Momo y La historia interminable, así como tres salas dedicadas a otros tres nombres destacados de la literatura alemana para los más pequeños: Eric Kästner y James Krüss, escritores y Binette Schroeder, ilustradora.

El sueño de Jella

Jella LepmanJella Lepman, volaba de Londres a Frankfurt en un avión militar. Era el 29 de octubre de 1945. La guerra apenas había terminado. Las casas todavía eran escombros y los puentes seguían derruidos.

Jella, periodista y escritora alemana, judía exiliada a Inglaterra, había sido invitada por el gobierno estadounidense para que volviera a su país como asesora en temas de educación y cultura de niños, niñas y mujeres.

En su autobiografía, Un puente de libros infantiles contó que en Alemania, enfrentó prejuicios y negativas que venció con determinación, intuición, curiosidad y sentido del humor.

Comenzó a recorrer la nación en un jeep, entrevistándose con profesores, artistas, políticos, pedagogos para conocer la situación real de los niños, niñas, jóvenes y mujeres y avanzar hacia su objetivo: realizar acciones concretas para reconstruir aquel país roto.

Encontró una Alemania llena de huérfanos viviendo en “edificios destruidos, sótanos, debajo de escaleras o incluso en cuevas de los bosques”. Habló también directamente con los niños y jóvenes. Cientos de veces recibió la misma respuesta: “No tengo casa, no sé dónde está mi padre, ni mi madre, ni mis hermanos… Viajando, viajando por algún sitio. O muertos, muertos”.

Jella comenzó a hablar con editores para ver las alternativas y esto recuerda:

“La mayoría de los editores sugerían empezar por Robinson Crusoe, Los viajes de Gulliver o La cabaña del tío Tom, y me resultaba realmente difícil no echarme a reír. Para ellos, por lo visto, el objetivo no era tanto la literatura infantil clásica como la literatura de la potencia ocupante, ante la que esperaban demostrar así su amplitud de miras y su espíritu antinazi. Pero ¿y sus propios clásicos infantiles? Más aún, ¿y la literatura infantil moderna del resto de los países? Teníamos que hallar la forma de ponerles al día sobre la literatura infantil y juvenil allende Alemania, lo que se convertiría en uno de mis primeros retos”.

Jella propuso “la organización de una exposición que reuniese los mejores libros infantiles y juveniles de diferentes países” para, desde la literatura, promover la diversidad y la comprensión entre culturas.

El 3 de julio de 1946 se inauguró la primera Exposición Internacional del Libro Infantil y Juvenil en la Casa de las Artes de Múnich que reunió 4 mil libros de 14 países. La muestra fue un símbolo de paz, reconciliación y entendimiento. Se trató del “primer evento internacional en la Alemania de las posguerra” y una de las primeras muestras de cooperación internacional asociada a la infancia y a los libros.

Los libros no pararon de llegar y gracias a la colaboración de más de una veintena de países europeos, en 1949 inaugura la biblioteca que no ha cesado su actividad de coleccionar libros de literatura infantil y juvenil.

Sitio inspirador y moderno

Desde el principio, la Biblioteca Internacional de la Juventud se planteó como un espacio de libertad y diversidad, en el que circulaban cómics de superhéroes al lado de primeras ediciones de clásicos y se organizaban grupos de discusión y crítica.

También contaba con un grupo de teatro juvenil, se realizaban encuentros entre escritores, ilustradores y lectores, cursos de idiomas, talleres de pintura y charlas pedagógicas para adultos. Incluso llegó a haber un bibliobús y se crearon las Naciones Unidas de la Infancia en cuyas sesiones se hablaba de los derechos de los niños y jóvenes.

Cada salón del castillo es un pequeño tesoro. Se organizan festivales de poesía, conferencias, ferias, presentaciones de libros, exposiciones temporales y permanentes de obras y hasta funciones de ópera. Hay cuatro museos y dos acervos de estantería abierta. Uno es la Sala Infantil, donde hay préstamo, talleres, lectura en voz alta y más actividades para niños, niñas y jóvenes. Otro es la Sala de lectura, el espacio de trabajo de los investigadores invitados cada año.

A la Biblioteca Juvenil Internacional, no la para nadie, seguirá creciendo y contribuyendo al acceso y la democratización de la literatura infantil y juvenil, por un mejor futuro.


Internationale Jugendbibliothek

Patricia Chung

 

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