Claves para conocer a Carmen Laforet en su centenario

Claves para conocer a Carmen Laforet en su centenario

Carmen Laforet en su centenario. La escritora nació el 6 de septiembre de 1921 en Barcelona. A los dos años, se trasladó a Canarias con su familia, pero cuando cumplió 18 regresó a Barcelona para estudiar Filosofía y Letras y Derecho. No terminó ninguna de las dos carreras y, tres años más tarde, se fue a vivir a Madrid, donde contrajo matrimonio.

La voz de Carmen Laforet ha sido una de las más influyentes y combativas del panorama literario español del siglo XX.

Su gran éxito literario le llegó con la novela Nada que la hizo merecedora del premio Nadal a muy temprana edad.

La producción literaria de Laforet no es muy abundante, está compuesta por cinco novelas y varias novelas cortas y relatos.

Es una de las grandes renovadoras de la literatura novelística de posguerra. En el centenario de su nacimiento te contamos los hechos que marcaron su vida.

Carmen Laforet en su centenario
Experiencias de vida

En su juventud, Carmen Laforet huye de una situación familiar incómoda. Su padre, Eduardo Laforet, se casó a los pocos meses de quedar viudo de Teodora Díaz, madre de los tres hijos del matrimonio. Los celos y las tiranteces entre la nueva esposa y los todavía muy jóvenes hijos de Teodora hicieron de aquella nueva aventura conyugal una experiencia difícil.

A los 18 años, se va a Barcelona, donde vivía la familia paterna y lo que ve, la marca para siempre. Recorrer aquella ciudad medio destruida por los bombardeos y la miseria después de tres años de guerra en contraste con los bellos recuerdos que atesoraba de su infancia. Esto marcará su obra y aunque ella lo negara, le da carácter autobiográfico.

Nada

Ganó el primer Premio Nadal el 6 de enero de 1945, con su novela Nada, por el que también luchaba un escritor de reconocido prestigio, el periodista César González Ruano.

Con esta obra obtuvo un enorme éxito por lo que se editaron tres ediciones impresas más, en el mismo año de su publicación. Significó su consagración como escritora y se convirtió en una obra de referencia para toda una generación de escritores y escritoras que, como ella, reflejaron en sus novelas la miseria moral y material de la posguerra.

Tuvo un gran reconocimiento por parte de los escritores de su país por su brillantez y naturalismo a la hora de narrar la realidad española de la época. El estilo literario de esta novela significó una brisa de aire fresco en la prosa de la época.

En 1948 la Real Academia Española la distinguió con el Premio Fastenrath por esta novela, mientras ella seguía escribiendo incansablemente, cuentos y artículos periodísticos.

Carmen Laforet en su centenario
Religión y sexualidad

Después de Nada, la escritora se sentía abrumada por el matrimonio, la maternidad (cinco hijos: Marta, Cristina, Silvia, Manuel y Agustín), las presiones editoriales, las expectativas de sus lectores, las colaboraciones, las necesidades económicas y los íntimos deseos de libertad.

En 1951, conocería a la tenista Lilí Álvarez, quien había regresado a España después de la guerra abandonando el deporte y volcándose en la gestación de un pensamiento católico seglar que frenara el imperio de la Iglesia en la relación de los creyentes con Dios. La escritora quedó fascinada ante su personalidad y se da el comienzo de su amistad.

La conversión religiosa propiciada por la tenista Lilí Álvarez, su amiga y amor secreto, explica el giro místico de su tercera novela, La mujer nueva (1955), que trata sobre la sublimación del deseo femenino, explorando, ante el dilema de desear o inhibirse, una tercera vía, y es el encuentro con una misma a través de Dios.

En La insolación (1963), defiende valientemente la dignidad homosexual y la denuncia del oscurantismo en que se vivía entonces.

Salud

El Alzheimer la obligó a apartarse de la vida pública, sumiéndola en un largo silencio.

La década de los setenta estuvo marcada por sus frecuentes depresiones, la separación de su marido y un rechazo cada vez mayor de la vida pública. Sus obras iban perdiendo la magia y cariño del que habían gozado. Las dificultades económicas, las envidias y disputas de los círculos literarios la fueron llevando a un retiro voluntario. A medida que pasaban los años, la memoria de la fértil escritora se debilitaba y su salud física menguaba.

En 2003 se publicó el epistolario Puedo contar contigo, que contiene un total de setenta y seis cartas en las que refleja su silencio literario, su patológica inseguridad y su fobia social.

Finalmente, derrotada por el Alzheimer, falleció el 28 de febrero de 2004.

Algo más sobre Carmen Laforet

La escritora y amiga, Lola de la Fe recordaba que cuando Carmen tenía que entregar una obra, “las cuartillas mecanografiadas ocupaban todos los espacios libres de la casa de la tía Carmen. Estaban repartidas por el comedor y prendidas con alfileres en la tapicería de sillas y sillones”. La escritora diría que el orden no era su principal virtud.

“El amor es algo más allá de una pequeña pasión o de una grande, es más… Es lo que traspasa esa pasión, lo que queda en el alma de bueno, si algo queda, cuando el deseo, el dolor, el ansia han pasado”.

“Es más urgente descubrir nuestra cara oculta que la cara oculta de la Luna”.

“Si uno es escritor, escribe siempre, aunque no quiera hacerlo, aunque trate de escapar a esa dudosa gloria y a ese sufrimiento real que se merece por seguir una vocación”.

 

Patricia Chung

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