De Hesnor Rivera para su amiga Miyó Vestrini

Transcurría el año 1955 y en Maracaibo, estado Zulia se reunía un grupo de poetas y artistas visuales para dar vida al grupo Apocalipsis, la expresión vanguardista de un momento muy intenso que trascendió las letras zulianas para posicionarse dentro de la literatura nacional.
El zuliano Hesnor Rivera (1928-2000) fue uno de los fundadores del Grupo Apocalipsis junto a los poetas César David Rincón, Ignacio de la Cruz, Atilio Storey Richardson, Miyó Vestrini, Néstor Leal, Laurencio Sánchez Palomares y Régulo Villegas, y los artistas visuales Francisco Paco Hung, Rafael Ulacio Sandoval y Homero Montes.
Aunque Apocalipsis desapareció en el año 1958, los poetas Hesnor Rivera y Miyó Vestrini siguieron unidos por la amistad. Así se puede apreciar en esta fotografía*, un importante testimonio gráfico de algún momento feliz. Hesnor dedicó un poema póstumo a Miyó a seis años de su trágica partida en 1991.
Este poema forma parte de la Gramática del alucinado, el último libro en el que trabajó el poeta Rivera antes de su fallecimiento en el año 2000 y que su familia ha confiado a Fundación La Poeteca para su colección Memorial.
De los cuerpos y los pasos
Hesnor Rivera
a Miyó Vestrini, mi amiga,
en los seis años de su muerte
A medida que veo pasar el tiempo
más de prisa mientras menos vivo
pierdo la memoria
de cuanto más he amado.
Me sorprendo en cambio contemplando
los navíos los carros los aviones
de un viaje que no sé
si emprendí hace mucho
o que todavía
posiblemente no emprendo.
Por lo demás no me percato
de los rostros –de las cabelleras,
de los cuerpos y los pasos
que pudieran ser los tuyos
o los míos en otros sitios
donde no alcanzo sin duda
a reconocerte. Donde no logro
ni siquiera reconocerme a mí mismo
distante como vivo de los recuerdos
sin que me sienta recorriendo
las direcciones y las rutas
de algún porvenir donde el viento
por ejemplo de cualquier manera
es sin duda
la parte del movimiento
azul del cielo.
Donde el alma deje
de ser el peldaño del espejo
que se pierde en otros
con profundidades de abismo.
¿Cómo podré entonces
sonreír –atreverme a preguntar
por las señas de tantos seres
perdidos como yo en los laberintos
de los días. Muertos o desaparecidos
a pesar de los ecos que laten
o de los ladridos de ternura que escucho
–a pesar de tanto amor.
Flotando todavía como polvo
de ruinas en las calles.
Frente a las puertas y ventanas
de las casas donde se entrecruzan voces
de una existencia inubicable?
En la medida en que persisto
en reconstruir lo que posiblemente
no ha existido
o lo que asoma su cabeza informe
de caballo o de bestia
para siempre sin nombre
comiéndose a mordiscos
la falda de las doncellas
de alguno de los muchos
mundos desconocidos que nos perturban
a diario para que les demos
con exactitud un sitio.
En igual medida retrocedo
y al mismo tiempo avanzo
y veo sin cesar por eso
multitud de veces los mismos detalles
que desconozco cada vez con más fuerza.
Tú entre ellos juegas
a que rejuvenezca a expensas
de mis propios olvidos –a expensas
del milagro improbable
de que hasta en esta extraña sombra
en que me debato vuelva
a verte y te nombre,
vuelva a verme nombrándote
para que crezcan de nuevo
con esplendores siempre frescos
los muslos de las flores.
Otros árboles con apariencia de lámparas.
Más bosques con sus mares adentro.
Pequeños ríos de sonrosados ojos
de sierpe alucinada. De gato
que se cae del techo
de la constelación donde vives.
¡Oh! Inagotable discurso
de la nada que se puebla
con los rostros y las cabelleras
del fuego frío de esa otra nada
que se cubre con la ropa de la desnudez
de los pálpitos repetidos
–pero siempre distintos–
por el amor de la noche.
Por la libertad de la noche.
Por la libertad de la noche.
El amor y la libertad
y la belleza por los que muero
jurando y gritando
que son una sola y misma cosa
–una sola palabra
para inventar el triunfo
contra la luz horrible de la muerte.
Dos voces poéticas, una cita
Gramática del Alucinado de Hesnor Rivera y Los Daños Colaterales de Harry Almela serán presentados el martes 30 de julio a las 5 p.m. en la Poeteca.
Sobre Hesnor Rivera hablará la periodista Milagros Socorro, quien fuera su alumna, y Valmore Muñoz Arteaga intervendrá vía web. Para hablar de Harry Almela participarán Alberto Hernández y Graciela Yáñez Vicentini. Se leerán textos de los libros hasta ahora inéditos.
Los libros fueron diseñados y montados por Waleska Belisario, contaron con la asistencia editorial y corrección de Graciela Yáñez Vicentini y Franklin Hurtado, bajo la coordinación de Jacqueline Goldberg, gerente editorial de Fundación La Poeteca.
Estos libros se pueden conseguir en librerías de Caracas y pronto se venderán en Maracaibo, Bogotá y Miami.
La Poeteca está en el Edificio Mene Grande II, piso 2. Avenida Francisco de Miranda, Los Palos Grandes.
*La fotografía pertenece al archivo personal de la familia Vestrini, dada en calidad de primicia a Fundación La Poeteca y ellos otorgándonos el honor de publicarla de manera exclusiva.
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