Diego Arroyo Gil: Osmel es archifamoso pero es un hombre desconocido

La personalidad real del mediático Osmel Sousa, quien estuvo 37 años al frente del Miss Venezuela, es develada por el escritor Diego Arroyo Gil (Caracas,1985), quien ya nos tiene acostumbrados a sus biografías de importantes personajes.

De la mano de Editorial Planeta, sale a la venta un libro que nos cuenta vida, decisiones, frases polémicas del Zar de la belleza. Sin duda, un hombre querido u odiado, pero siempre vigente.

 

Diego Arroyo Gil

 

¿Por qué llamar al libro Osmel, un hombre desconocido? ¿No te parece una paradoja?

Parece una paradoja, pero quizá no lo sea. Es cierto que hoy en día casi cualquier venezolano sabe quién es Osmel Sousa. Si sales a la calle y preguntas por él, te responderán: “¡Claro, el hombre del Miss Venezuela!”, pero más allá de eso, ¿qué sabemos? ¿Dónde nació Osmel? ¿Quiénes fueron sus padres? ¿Cómo fue su infancia y cómo su juventud? ¿Cómo llegó a convertirse en el personaje que hoy todos somos capaces de identificar a tres leguas de distancia? ¿Cómo piensa? ¿cómo funciona esa cabeza? Osmel es archifamoso, qué duda cabe, pero es un hombre desconocido. El libro trata de despejar un poco esa incógnita.

Osmel comentó en su Instagram que a veces indagabas mucho. ¿Cuánto tiempo te tomó entrevistarlo?

Lo entrevisté durante un año, en el transcurso del cual hubo meses en que nos vimos diariamente, sin interrupción, en sesiones de 3 o 4 horas. Y es verdad, le pregunté de todo, no había manera de que no lo hiciera, y debo decir que Osmel jamás se molestó con ninguna pregunta. Fue muy respetuoso con mi trabajo, y yo con él, desde luego.

Él es sinónimo de glamour, buen gusto y buen olfato. ¿Cómo podrías definir su personalidad?

Eso prefiero evitarlo. Prefiero que la gente vaya al libro y lo descubra. En buena medida ese libro es mi respuesta a tu pregunta.

El Zar de la belleza es muy reservado con su vida familiar y personal. ¿Aborda el libro estos aspectos?

Sí, totalmente. Esa es una parte esencialísima del libro, porque ahí él no es “el zar”. Lo del zar es posterior y responde a otra realidad, aunque también es interesante, sobre todo como fenómeno social. Pero cuando conoces la historia familiar, de la cual Osmel ha soltado, hasta ahora, apenas algunos detalles, comprendes mucho mejor por qué sostengo que es “un hombre desconocido”.

¿Confiesa Osmel las razones que lo impulsaron a dejar el Miss Venezuela?

Sí.

¿Crees que sintió nostalgia, tristeza o tal vez alivio por haber tomado esta decisión?

Ahora te diría que quizá más bien alivio. Tenía muchos problemas allí dentro, y luego del huracán de la renuncia, tengo la impresión de que se siente más cómodo. Pero eso habría que preguntárselo a él. El libro termina con la renuncia. No lo sigue en su vida actual, que apenas comienza. Apenas renunció en febrero de 2018, luego de 37 años encargado del Miss Venezuela.

Lo que muchos quieren saber es si Osmel hace críticas con nombre y apellido en el libro.

Osmel menciona a mucha gente en el libro, y hay frases polémicas, pero no es un libro de chismes. Por lo menos no a secas. Ese no es el tipo de acercamiento que a mí me gusta. El personaje de Osmel es suculento para la prensa amarillista, pero yo me esforcé por no darle más terreno a la maleza. Tan solo he tratado de esclarecer una trama de vida, lo cual nos obligó a abordar asuntos de todo tipo.

Como escritor, ¿estás satisfecho con el resultado o crees que la vida de Osmel puede dar para una saga?

Yo creo que uno nunca está realmente satisfecho. Siempre piensas que podrías haberlo hecho mejor, etcétera. Pero me gusta haber asumido el trabajo y haber pasado un año dedicado a darle forma para, finalmente, entregarlo. En cuanto a lo de la saga, hace unos días le comentaba al propio Osmel que yo solo he escrito uno de los tantos libros que podrían escribirse sobre él. Sería asimismo muy bueno que se hiciera un documental o una película de su vida.

 

¿Qué te dijo Osmel cuando leyó el libro terminado?

Se lo leí yo, en voz alta, en una reunión que duró 5 horas. Nunca le mandé el libro por correo ni lo imprimí para que lo revisara. Si tenía algo que comentar, yo quería que me lo comentara a mí, en persona. Además, quise evitar que el manuscrito comenzara a rodar por ahí. Él me escuchó leer, me interrumpió dos o tres veces para precisar algunos datos y, cuando terminé, me dijo: “Está bien”. Y se echó a reír. Y de inmediato nos pusimos a hablar de otra cosa. Así de sencillo. Un sueño. Pudo haber sido un infierno, pero no. Por eso digo que fue muy respetuoso con mi trabajo.

La corona que luce Osmel en la portada, ¿tiene alguna historia en particular?

Esa es una corona que George Wittels hizo por encargo de Osmel. No sé si alguna reina de belleza llegó a usarla alguna vez. Yo le pregunté si no había problema con que la usáramos para la portada del libro y me dijo que no, porque “esa corona es mía”. Los derechos de uso de la fotografía nos los cedió Iván Dumont, el fotógrafo.

Quisiera saber tu opinión sobre la editorial Planeta, ya que realiza un especial trabajo al confiar en Venezuela y sus escritores.

Bueno, imagínate. No hay palabras de agradecimiento que sean suficientes para honrar a Planeta y a su gerente general, Mariana Marczuk, que es una editora de primer orden, además de una persona adorable. Los editores a veces somos unos cascarrabias, pero Mariana es una maravilla. Te hace morir de risa. Y entre las risas, ella trabaja y te hace trabajar a ti.

Las biografías tienen una especial fascinación en los lectores. Coméntanos cuáles fueron los principales atractivos que encontraste en las vidas de la Nena Palacios, Sofía Imber y Nelson Bocaranda.

En la vida de la Nena Palacios, la pasión por encontrar lo que ella llamaba “mi propia expresión”. En la de Sofía, la pasión de una mujer por hacerse a sí misma. En la de Nelson, la pasión por el periodismo. En la vida de Miguel Arroyo, de quien también escribí una biografía, la pasión por la docencia y el arte. Y en la de Simón Alberto Consalvi, a quien le dediqué mi tercer libro, la pasión por la política.

¿Algún personaje que te atraiga para escribir su biografía?

Entre los vivos, Bibiana Fernández. Y entre los igualmente vivos, Chavela Vargas.

Muchos escritores venezolanos han emigrado. ¿Le pasa por la mente esa idea?

Puede que algún día salga de Venezuela, pero uno es de aquí. Cuando yo escucho decir a Valentina Quintero, a quien adoro, que ella está “sembrada en Venezuela”, entiendo que quiere decir que nuestras raíces echaron en esta tierra. Puede que caiga una hoja y que sea arrastrada por el viento, pero el árbol está aquí. Yo creo que Valentina es una de las mujeres más importantes de este país. Es difícil encontrar un amor tan bien correspondido. Me refiero al amor que hay entre Venezuela y Valentina.

Escribes realidades. ¿Cómo te va con la ficción? ¿Algún proyecto?

La ficción también es realidad. Cada día me gusta menos la diferenciación entre ficción y realidad. Porque lo que llamamos “la vida real” está lleno de imaginación también. Y la imaginación es tan real como un árbol. Tú lees la vida de Sofía y es una novela. Un novelón. Los hechos son comprobables, sí, y allí podría introducirse la primera diferencia con respecto a la ficción, ¿pero es que la vida de Rosita Coldfield, el personaje de Faulkner, no es también real, realísima? Ahora, para responder a tu pregunta, convengamos que yo escribo no-ficción y que tú quieres saber si tengo algún proyecto de ficción… Eso quiere mi editora, que escriba una novela. Pero eso no es así nomás. Algo interior tiene que convocarme. Yo funciono mejor de adentro hacia afuera que al revés. No puedo obligarme a escribir una novela solo porque sea editorialmente atractivo. Te digo esto y no sé si mañana comience a escribir una. O a lo mejor no escribo nunca ninguna. No lo sé.

¿Qué lees actualmente?

He estado leyendo a Roberto Calasso, que es un autor que se pierde de vista. Y he retomado un libro de James Hillman, Pan y la pesadilla, que hace unos años dejé por la mitad, no me acuerdo por qué. Uno es un lector muy desordenado. Yo vivo saltando de una cosa a otra, aunque sospecho que sigo un hilo invisible.


Diego Arroyo Gil

Nació en Caracas en 1985. Periodista y editor, con posgrado en la Universidad Complutense de Madrid. Es autor de la editorial Planeta, donde ha publicado: Osmel. Un hombre desconocido (2018), Bocaranda. El poder de los secretos (2015) y La señora Ímber. Genio y figura (2016). Además, es autor de las biografías: Luisa “la Nena” Palacios (2009), Miguel Arroyo (2012) y Simón Alberto Consalvi (2015), publicadas por Libros El Nacional. Es colaborador de varios medios, en papel y digitales.

Diego Arroyo Gil

Patricia Chung

Crédito de la foto Ricardo Torres

 

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