El sello hecho en Venezuela de Emmanuel Rincón

Emmanuel Rincón

La crisis venezolana fue la principal motivación del tachirense Emmanuel Rincón para escribir. Desde los 16 años manifestó en las calles y en las letras, su inconformidad con lo que vivía. Admirador de Orwell, Wilde y Cortázar, no tiene limitaciones ni comerciales ni personales a la hora de escoger sus temas.

Ha recibido varios reconocimientos y aunque vive en Bogotá, su anhelo es regresar a un país donde las calles se llenen de libros.

Recientemente obtuviste el Premio Distrital de Cuento Ciudad de Bogotá por La caja reproductora de pensamientos. ¿Cuán importante es ese reconocimiento? ¿De qué trata la obra?

La importancia radica en seguir consiguiendo reconocimiento de tu obra en diferentes latitudes. Colombia es un país con una historia literaria muy acentuada y grandes escritores, y me aventuro a decir que soy el primer extranjero en ganar este premio.

Sobre la obra, es muy curioso, porque esta se desarrolla en Abjasia, un país limítrofe a Osetia del Sur (una nación que muchos venezolanos descubrieron hace un par de semanas por los pronunciamientos de sus representantes y aparición en la “juramentación” de Maduro).

Hace un par de años vi una película llamada Mandariinid, que evoca la guerra que sostuvieron en Abjasia contra Georgia y Estonia, ambos países reclamaban su territorio, y los abjasios su libertad. Investigué mucho sobre el tema, y por allí me venía dando vueltas a la cabeza sobre el tema comunicacional en esa época.

La caja reproductora de pensamientos, es un aparato inventando por un niño abjasio llamado Ivo Levchenko, con el propósito de crearse un amigo al cuál poder contarle los horrores que veían sus ojos.

Me llama la atención la historia de tu primera novela Las Tierras de Contacoté que comenzaste a escribir, pero admitiste que no estabas preparado aún y lograste retomarla años después. ¿Qué ocurrió?

Yo empecé a escribir mi primera novela Las Tierras de Contacoté a los 16 años, en la cual trataba de explicar lo que estaba ocurriendo en Venezuela y el por qué habíamos llegado a ello. Sé que para muchos venezolanos la crisis vino a desatarse muchos años después, pero yo, asumo por el ejemplo de mi padre, veía al chavismo desde su nacimiento como un demonio que estaba acabando con todo; por allí me vino la idea, quizás un poco ingenua en ese entonces, de que escribiendo una historia que involucrara todos los aspectos sociológicos y políticos que nos habían llevado a decantarnos por un gobierno como el de Chávez, la gente abriría los ojos.

Es obvio que con 16 años todavía mi razonamiento era un poco limitado, y me di cuenta que sencillamente no podía expresar todo lo que quería explicar. La retomé un par de años más tarde, y terminó publicándose en una edición que contiene 667 páginas de una novela, diría yo, bastante prematura.

Emmanuel Rincón

Te has referido a la importancia de los problemas sociales como motivación para escribir. ¿Crees que la denuncia es importante a la hora de abordar un texto?

Por supuesto, la razón por la que me di cuenta que quería escribir fue para denunciar lo que estaba pasando con mi país, que ha sido desde muy pequeño el motivo de mis constantes dolores de cabeza y depresiones (gracias a los 20 años de chavismo).

Con respecto a la segunda pregunta, no todos los textos (háblese novela, cuento, ensayo, poesía), tienen la necesidad de denunciar algo para ser importantes, la literatura es rica porque tiene miles, millones de variantes y expresiones, y cada escritor va descubriendo una nueva forma literaria.

¿Es por eso que escribiste La Trivialidad del Mal?

La trivialidad del mal fue un texto sumamente difícil de escribir, escribí esa novela, literal, en medio de las guarimbas del 2014 en San Cristóbal, es decir, yo salía a la calle a protestar, a trancar calles, a enfrentarme con la Guardia Nacional, y volvía a casa a escribir todo lo que había experimentado en formato crónica novelada, si se puede decir. En esa novela el uso de la imaginación es diría yo, casi inexistente, todo lo relatado a través de personajes lo vieron mis ojos, o los ojos de algún familiar, amigo o vecino.

Y hoy en día, cómo puedes ver, el mal trivial, o la trivialidad del mal, sigue presente. Recuerdo que estuve horrorizado por meses por los 43 muertos del 2014, en la actualidad se supera esa cifra en menos de dos semanas, ¿pero sabes que es lo peor? Que ya no me escandaliza cómo antes, de cierta forma, ya lo asumimos como algo normal, y de allí el nombre: La trivialidad del mal.

Los Bassil Da Costa, Roberto Redman, Génesis Carmona, son recordados como héroes nacionales, y sus nombres todavía se escuchan en las calles de Venezuela, si yo te dijera en este momento que me nombraras tres de las víctimas fatales en estos días, ¿podrías hacerlo? Yo no.

A los 25 años  ganaste la XIV Edición del Certamen de Relato Corto “Eugenio Carbajal” con el relato Sobrepoblación. ¿De qué trata esa historia de ciencia ficción?

Sobrepoblación es un relato futurista en el cuál a los seres humanos se les prohíbe tener relaciones amorosas y sexuales. Para tal propósito se crean unos robots que tienen la finalidad de satisfacer las necesidades carnales de hombres y mujeres.

A mí las historias distópicas, futuristas me fascinan, de hecho, si me preguntaran de mis obras cuál es mi favorita, respondería que es una novela de ciencia ficción que escribí ya hace un par de años.

No obstante, parece ser que los editores creen incapaces a los Latinoamericanos de escribir este tipo de obras, el argumento es que las directrices de las casa matrices en España dictan que la ciencia ficción publicada en Latinoamérica, solo puede provenir de escritores americanos (porque es lo que se vende). Quizás es la razón por la que este relato ganó un premio en España y no en Venezuela u otro país.

Has reconocido influencias de George Orwell, Oscar Wilde y  Julio Cortázar. ¿Qué te ha impresionado de cada uno de estos grande escritores?

Para mí el hombre quiera o no es un animal político, y más en un país con las peculiares características de Venezuela. La política captó mi atención desde muy pequeño, y en ese sentido, Orwell es para mí el más grande referente, de cómo poder describir y a su vez desnudar de forma mágica y precisa los sistemas totalitarios.

Cortázar y Wilde son otro tipo de escritores, más poéticos, si se puede decir. Julio tenía el don de hacerlo sonar todo exquisito, si en una escena un sujeto se come un pastel y se llena de salsa tártara la camisa, él podía hacerlo ver como algo hermoso y elegante.

En cuanto a Wilde, lo que llamó mi atención fue su atrevimiento para escribir las cosas que escribía en la época en la que lo hacía, y de cierta forma me llegué a sentir muy identificado con sus personajes y burlas hacia la sociedad, con ese hedonismo tan característico y su filosofía del esteticismo. Hoy en día probablemente no comparta del todo sus pensamientos, pero marcó demasiado una época de mi vida.

¿Cómo hacen los escritores venezolanos que quieren publicar ante los elevados costos?

Quizás no es lo que quisieras escuchar, pero actualmente el panorama es muy difícil para el escritor venezolano, salvo para aquellos que como Rodrigo Blanco Calderón, Juan Carlos Méndez Guédez, y Barrera Tyszka, han logrado ganar premios más importantes y ser representados por importantes agencias editoriales en España. En este momento es muy difícil, por no decir imposible editar un libro en Venezuela y que sea rentable; y los que hemos salido, nos hemos enfrentado a distintas situaciones que no facilitan seguir publicando.

En lo personal tuve digamos un contrato verbal con Ediciones B en Colombia para publicar una de mis novelas (ya habíamos empezado con la corrección del manuscrito y todo ese trabajo previo), y en ese momento se dio la venta del Grupo Zeta a Random House, inmediatamente mi proyecto quedó en el aire hasta el sol de hoy. Espero (mejor dicho, esperamos) que el retorno de la democracia en Venezuela llene de nuevo las calles de libros.

¿Cuán presente está la tierra tachirense que te vio nacer en tu obra?

En todas mis obras San Cristóbal está presente, porque yo nací y me críe en ese lugar, de cierta forma lo que soy, lo que pienso, y lo que quiero está inspirado en mis vivencias, y aunque obviamente por la naturaleza de las obras, no en todas voy a hacer referencia a San Cristóbal, al Estado Táchira o a Venezuela, cada cosa que escribo y hago para mi tiene un único sello que dice: Hecho en Venezuela.

Sobre ¿Cuál tema te gustaría escribir?

Creo que he escrito siempre sobre lo que he querido escribir, nunca me he detenido a pensar si lo que escribo puede tener o no un impacto comercial, de allí va el hecho de tener 5 novelas publicadas, y otras 5 novelas guardadas todavía en los archivos de mi computador.

Me gusta escribir sobre política, me gusta la ciencia ficción, me gustan los thriller psicológicos, la filosofía, la criminología, me gusta el romance, y también la comedia, soy un ser humano, no me limito.

Cuéntanos sobre tus proyectos literarios actuales

Sinceramente en la actualidad no he podido dedicarle mucho tiempo a la literatura, vivir en una ciudad como Bogotá, con todo lo que implica, te consume mucho tiempo y me ha limitado mucho las horas para leer, ir al cine, escribir y jugar al fútbol.

Desde hace aproximadamente un año comencé dos proyectos casi en forma paralela, dos novelas a las que les he ido dando forma a un paso casi imperceptible, del primer manuscrito tengo 90 páginas, y del segundo unas 23.

Viendo el lado positivo, en abril se presentará mi obra La caja reproductora de pensamientos en la feria del libro de Bogotá, de la mano de Cangrejo Editores.

Mi vida ligada a la literatura va muy de la mano con Venezuela, estoy ansioso por regresar pronto a mi país, para luchar desde todos los frentes para recuperarlo.

Nos gustaría un fragmento de alguna de tus obras para los lectores de Qué Leer.

En Venezuela no solo mueren los sueños, y las esperanzas a diario, también muere la justicia, la verdad, y por supuesto “los venezolanos”. Aquí muere todo, pero al parecer sobrevive la patria”. La trivialidad del mal

Emmanuel RincónMi creación fue producto de la soledad de Ivo Levchenko, un niño abjasio incomprendido que asediado por la interminable guerra entre los georgianos contra los estonios se dispuso a crear una caja capaz de reproducir pensamientos para hacerle compañía. El padre de Ivo Levchenko se había marchado a la guerra catorce meses atrás, y desde hacía seis que nadie sabía de él, razón por la cual mi creador vivía solo con su abuelo en una granja de mandarinas (su madre, una prostituta estonia murió durante su parto).

 


Emmanuel RincónEmmanuel Rincón, (San Cristóbal, 11 de octubre de 1990). Es un escritor venezolano, abogado de profesión, cuya obra ha sido publicada en varios países; entre sus trabajos más destacables se encuentran sus novelas Wolf, y La trivialidad del mal.

Ha recibido diversos premios y condecoraciones por su actividad literaria, como es el caso del Premio Distrital de Cuento Ciudad de Bogotá por La caja reproductora de pensamientos el Premio Eugenio Carbajal, Mieres, España (Principado de Asturias), por su relato Sobrepoblación; también fue finalista del V Concurso por una Venezuela Literaria, por su novela corta Identidad Disociativa; a mediados del 2016 recibe la Condecoración Municipal Pedro María Ureña, en su primera clase, por el mérito a su labor literaria. También ha publicado las novelas Las tierras de Contacoté, y La verdad sobre Daniel Vida.

Patricia Chung

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