Isabella Saturno: escribir es un acto de resistencia

Isabella Saturno (Barquisimeto, 1987) nos presenta su primer libro, una historia sobre reconciliación y amistad. Conejo, conejo es un cuento infantil editado por Ekaré que tiene visos autobiográficos. En entrevista a Qué Leer, la escritora que vive actualmente en la ciudad de Miami se refiere al camino de aprendizajes que ha significado para ella, emigrar.
¿Por qué decidiste que tu primer libro fuera para niños?
No lo decidí yo, lo decidió la editorial. Los tiempos de la escritura son unos y el tiempo de publicar es otro. No van a la par. Además, creo que Conejo y Conejo pudo haber sido (o es) también un poema o un cuento breve. Al fin y al cabo el género lo da el formato, no el fondo. En este caso, Ekaré se encargó de que este libro fuera un libro álbum, un género propio de la literatura infantil.
¿Qué podrán encontrar los lectores en Conejo y Conejo?
Depende del lector. Lugar común: lo mejor de los libros es que mutan de acuerdo a quién los lee. Yo escribí Conejo y Conejo para redimirme, soy una peleona, y ese texto se trata de la reconciliación y la amistad. Al final, no deja de tocar un tema universal en la literatura que es el paso del tiempo.
¿Cuáles son los valores que resaltas en este cuento?
La palabra “valores” suele asociarse a la moraleja y eso puede o no puede estar en la literatura infantil. Se tiende a pensar que los libros para niños tienen que “dar un mensaje”, como si la literatura fuese un código que seguir. El libro como código, me parece, es un poco aburrido, a menos que sea anacrónico, como el “Manual de Carreño” que a mí me parece comiquísimo. Sin embargo, puede decirse que Conejo y Conejo tiene como valores la amistad, la reconciliación… Pero no es prescriptivo, es decir, yo no escribí el texto para dar valores, lo escribí porque me dolía pelear con mis amigos.
¿Cómo ha sido la receptividad? ¿Qué comentarios te gustaría destacar?
Todavía es muy pronto para saberlo. Sé de una anécdota muy bonita: una muchacha se peleó con sus compañeros de apartamento y, después de leer Conejo y Conejo decidió reconciliarse con ellos. No sé si lo logró, reconciliarse amerita un esfuerzo de ambas partes, espacio, tiempo, distancia… Espero que sí.
¿Es Conejo y Conejo, autobiográfico?
Está dedicado a mi amigo Rodrigo con quien me peleé en la universidad y a mi amiga Sabrina con quien me la paso peleando. Me apasiona la discusión. Luego vuelvo con el rabo entre las piernas. Y así. Lo bueno de tener mal carácter es que cuando te quieren, te quieren en serio.
En 2017 obtuviste el tercer lugar en el II Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas con el poema Todo Apunta. Esa poesía retrata un escenario caótico caraqueño. Es denuncia e ironía. ¿Qué puedes comentar al respecto?
Me pasaba que asociaba las dictaduras con ambientes grises, nevadas, tanques militares antiguos, televisores en blanco y negro, hombres pasándose papelitos en las esquinas con las chaquetas con el cierre subido hasta arriba… Tenía armado un universo con utilería extranjera sobre cómo debía verse un paisaje totalitarista. Y no. Venezuela no es así. Todo Apunta es eso, una reinvención de ese imaginario.
Tu obra ha sido traducida a varios idiomas. ¿En cuál te impacta más?
Las traducciones son otra obra y los traductores otros escritores. Me alegra mucho que esos escritores se interesen en escribir en otro idioma lo que yo escribo.
Cuéntame sobre el trabajo de tu editorial Barco de Piedra.
A partir de la crisis y la escasez de papel, Virginia Riquelme, Yonel Hernández, Eddymir Briceño y yo nos unimos para crear una editorial cuyos libros estuvieran hechos a mano a partir de reciclaje o donaciones, con un altísimo nivel de diseño. Publicamos a tres autores: Carolina Lozada, Manuel Vilas y María Negroni. Estos dos últimos extranjeros, pues quisimos traer literatura de otras partes del mundo a Venezuela: los libros ya no estaban llegando por el control cambiario.
Podrías explicarnos tu labor para Manos a la Obra en el canal de la BBC, CBeebies.
Bajo la premisa de “hazlo tú mismo” creamos unos micros sobre cómo hacer manualidades sencillas en casa, con materiales alcanzables y sobre todo, realizables. En equipo, decidimos qué manualidades hacer y cómo presentarlas.
Vives en Miami ciudad que tiene un número importante de venezolanos, cómo afrontas el no vivir en Venezuela.
Miami es una ciudad de inmigrantes de muchas partes de Latinoamérica. Vivo en Little Havana y tengo contacto con centroamericanos, cubanos, argentinos, haitianos… Disfruto del encuentro y me siento privilegiada de tener la oportunidad de escuchar las historias migratorias de cada nacionalidad. La verdad, salir de Venezuela ha sido más un camino de aprendizajes que de penurias.
Dime qué piensas sobre el gran número de escritores que han emigrado de Venezuela y viven en muchas partes.
Que los quiero mucho por escribir, que espero leerlos siempre que pueda. Que son unos grandes por escribir. Que escribir es un acto de resistencia fuera y dentro de Venezuela.
¿Te has planteado la oportunidad de regresar?
Para regresar, tengo que completar un viaje que apenas comienza. Eso es lo que siento. Es intenso, pero así es. Conejo y Conejo necesitaron tiempo y distancia para volver a abrazarse como viejos conejos.
¿Qué es lo que más extrañas?
A mi papá y a mi moto.
¿Hacia dónde apuntan tus planes literarios? Tal vez ¿Hacia otro cuento infantil?
Sí, y a la poesía.
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