La primera frase de un libro puede enamorar inmediatamente

La primera frase de un libro puede enamorar al lector inmediatamente. El escritor siempre hace uso de un lenguaje e ingenio particular para contarnos los mejores comienzos que un libro puede ofrecer.
Existen numerosos libros clásicos y modernos cuyas primeras palabras conforman un legado que los ha inmortalizado en la literatura.
La primera frase de un libro puede enamorar y atrapar al lector inmediatamente, quizás los mejores comienzos de la literatura están en los cuentos infantiles, se acuerdan de: Había una vez… pero realmente existen formas de iniciar una historia y hay frases tan especiales y memorables como las que les presentamos a continuación (sin orden específico).
- Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellorí de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza.
- Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos.
- El Nombre de la Rosa de Umberto Eco
En el principio era el Verbo y el Verbo era en Dios, y el Verbo era Dios. Esto era en el principio, en Dios, y el monje fiel debería repetir cada día con salmodiante humildad ese acontecimiento inmutable cuya verdad es la única que puede afirmarse con certeza incontrovertible.
- Historia de Dos Ciudades de Charles Dickens
Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo.
- El Aleph de Jorge Luis Borges
La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una serie infinita.
- El Túnel de Ernesto Sábato
Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne; supongo que el proceso está en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores explicaciones sobre mi persona.
- El Mundo de Sofía de Jostein Gaarder
…al fin y al cabo, algo tuvo que surgir en algún momento de donde no había nada de nada..
- El Extranjero de Albert Camus
Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: «Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias». Pero no quiere decir nada. Quizá haya sido ayer.
- Anna Karenina de León Tolstói
Todas las familias dichosas se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera.
- Los Detectives Salvajes de Roberto Bolaño
He sido cordialmente invitado a formar parte del realismo visceral. Por supuesto, he aceptado. No hubo ceremonia de iniciación. Mejor así.
- La Familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela
Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo.
- Las Aventuras de Huckleberry Finn de Mark Twain
No sabréis quién soy yo si no habéis leído un libro titulado Las aventuras de Tom Sawyer, pero no importa. Ese libro lo escribió el señor Mark Twain y contó la verdad, casi siempre. Algunas cosas las exageró, pero casi siempre dijo la verdad. Eso no es nada.
- Fahrehneit 451 de Ray Bradbury
Constituía un placer especial ver las cosas consumidas, ver los objetos ennegrecidos y cambiados. Con la punta de bronce del soplete en sus puños, con aquella gigantesca serpiente escupiendo su petróleo venenoso sobre el mundo, la sangre le latía en la cabeza y sus manos eran las de un fantástico director tocando todas las sinfonías del fuego y de las llamas para destruir los guiñapos y ruinas de la Historia.
- Orgullo y Prejuicio de Jane Austen
Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa.
- Moby Dick de Herman Melville
Llamadme Ismael. Hace unos años —no importa cuánto hace exactamente—, teniendo poco o ningún dinero en el bolsillo, y nada en particular que me interesara en tierra, pensé que me iría a navegar un poco por ahí, para ver la parte acuática del mundo. Es un modo que tengo de echar fuera la melancolía y arreglar la circulación.
Continuamos con la primera frase de un libro
- La Metamorfosis de Franz Kafka
Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto.
- Lolita de Vladimir Nabokov
Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta. Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, un metro cuarenta y ocho de estatura con pies descalzos. Era Lola con pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos era siempre Lolita.
- El Hobbit de J.R.R. Tolkien
En un agujero en el suelo, vivía un hobbit. No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en que sentarse o que comer: era un agujero-hobbit, y eso significa comodidad.
- Doña Bárbara de Rómulo Gallegos
Un bongo remonta el Arauca bordeando las barrancas de la margen derecha.
- La Máquina del Tiempo de H. G. Wells
El Viajero a través del Tiempo (pues convendrá llamarle así al hablar de él) nos exponía una misteriosa cuestión. Sus ojos grises brillaban lanzando centellas, y su rostro, habitualmente pálido, mostrábase encendido y animado. El fuego ardía fulgurante y el suave resplandor de las lámparas incandescentes, en forma de lirios de plata, se prendía en las burbujas que destellaban y subían dentro de nuestras copas.
- Yo, Claudio de Robert Graves
Yo, Tiberio Claudio Druso Nérón Germánico Esto-y-lo-otro-y-lo-de-más-allá (porque no pienso molestarlos todavía con todos mis títulos), que otrora, no hace mucho, fui conocido por mis parientes, amigos y colaboradores como «Claudio el Idiota», o «Ese Claudio», o «Claudio el Tartamudo» o «Clau-Clau-Claudio», o, cuando mucho, como «El pobre tío Claudio», voy a escribir ahora esta extraña historia de mi vida.
- Luces de Bohemia de Ramón María del Valle-Inclán
Hora crepuscular. Un guardillón con ventano angosto, lleno de sol. Retratos, grabados, autógrafos repartidos por las paredes, sujetos con chinches de dibujante. Conversación lánguida de un hombre ciego y una mujer pelirrubia, triste y fatigada. El hombre ciego es un hiperbólico andaluz, poeta de odas y madrigales, Máximo Estrella. A la pelirrubia, por ser francesa, le dicen en la vecindad Madama Collet.
- El Hombre Invisible de Ralph Ellison
Soy un hombre invisible. No, no soy uno de aquellos trasgos que atormentaban a Edgar Allan Poe, ni tampoco uno de esos ectoplasmas de las películas de Hollywood. Soy un hombre real, de carne y hueso, con músculos y humores, e incluso cabe afirmar que poseo una mente. Sabed que si soy invisible ello se debe, tan sólo, a que la gente se niega a verme. Soy como las cabezas separadas del tronco que a veces veis en las barracas de feria, soy como un reflejo de crueles espejos con duros cristales deformantes. Cuantos se acercan a mí únicamente ven lo que me rodea, o inventos de su imaginación. Lo ven todo, cualquier cosa, menos mi persona.
- El Siglo de las Luces de Alejo Carpentier
Esta noche he visto alzarse la Máquina nuevamente. Era, en la proa, como una puerta abierta sobre el vasto cielo que ya nos traía olores de tierra por sobre un Océano tan sosegado, tan dueño de su ritmo, que la nave, levemente llevada, parecía adormecerse en su rumbo, suspendida entre un ayer y un mañana que se trasladaran con nosotros.
- Memorias del Subsuelo de Fiódor Dostoyevski
Soy un hombre enfermo… Un hombre malo. No soy agradable. Creo que padezco del hígado. De todos modos, nada entiendo de mi enfermedad y no sé con certeza lo que me duele. No me cuido y jamás me he cuidado, aunque siento respeto por la medicina y los médicos. Además, soy extremadamente supersticioso, cuando menos lo bastante para respetar la medicina (tengo suficiente cultura para no ser supersticioso, pero lo soy). Sí, no quiero curarme por rabia. Esto, seguramente, ustedes no lo pueden entender. Pero yo sí lo entiendo.
Seguimos con la primera frase de un libro
- Las Intermitencias de la Muerte de José Saramago
Al día siguiente no murió nadie.
- Mañana en la Batalla piensa en mí de Javier Marías
Nadie piensa nunca que pueda ir a encontrarse con una muerta entre los brazos y que ya no verá más su rostro cuyo nombre recuerda.
- Platero y Yo de Juan Ramón Jiménez
Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
- El Viejo y el Mar de Ernest Hemingway
Era un viejo que pescaba solo en un bote en la corriente del Golfo y hacía ochenta y cuatro días que no cogía un pez.
- El Tambor de Hojalata de Günter Grass
Lo reconozco: estoy internado en un establecimiento psiquiátrico y mi enfermero me observa, casi no me quita el ojo de encima; porque en la puerta hay una mirilla, y el ojo de mi enfermero es de ese color castaño que a mí, que soy de ojos azules, no es capaz de calarme.
- Cuentos de Amor, Locura y Muerte de Horacio Quiroga
Su luna de miel fue un largo escalofrío. Rubia, angelical y tímida, el carácter duro de su marido heló sus soñadas niñerías de novia.
- El Principito de Antoine de Saint Exupery
Cuando yo tenía seis años vi en un libro sobre la selva virgen que se titulaba “Historias vividas”, una magnífica lámina. Representaba una serpiente boa que se tragaba a una fiera.
- Pedro Páramo de Juan Rulfo
Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera…
- Me llamo Rojo de Orhan Pamuk
Ahora estoy muerto, soy un cadáver en el fondo de un pozo. Encuentra al hombre que me asesinó y te contaré detalladamente lo que hay en la otra vida.
- Peter Pan de J.M. Barrie
Todos los niños se hicieron mayores, excepto uno.
4 Comments
David Martinez
23/09/2018 atLeer todas esos inicios del Canón de esas grandes obras literarias me dejó como un niño apretujado contra la vitrina de la dulcería, haber probado algunas fue una grata evocación; pero a la vez una agria angustia de no poder comer tantos otros dulces en unos cuantos bocados.
queleerblog
26/09/2018 atHola David… gracias por disfrutar de nuestro artículo, los libros y la lectura son dulces para el alma y para el dulce no existe límite así que disfruta todos los que puedas 😉
Jose Antonio Medina
06/06/2020 atExcelente recopilación. Soy de los que creen que el primer párrafo es fundamental para el disfrute posterior de una obra literaria. Soy su fan.
queleerblog
15/06/2020 atMuchas gracias José Antonio por tus comentarios. UN abrazo!