Pague uno y lleve dos

El golpe súbito de un olvido me hizo levantar la vista del libro y desenfocar la mirada por unos instantes. Lo que sucede es que, cada que vez que puedo y siempre que debo, escribo un texto que es publicado quincenalmente en una revista venezolana manejada por dos amigas. Suceda lo que suceda lo escribo, pero a veces se me olvida y tengo que escribirlo directamente en el correo y enviarlo a su suerte, sin dejarlo reposar ni descansar de mí. que se hacen llamar. Cuento esto porque el que escribí para la anterior entrega y no lo envié, por error o por la razón que haya sido, quedó en la carpeta de borradores. Lo supe hoy, mientras leía concentrado una historia de alguien que no podía (ni quería) olvidar nada. Lo supe y ya. seguramente porque no lo había olvidado, pero eso ya es otra historia.
Por supuesto que luego regresé al libro que leía para leerlo de nuevo por primera vez. Y para perdonarme por haber escrito dos historias en una, don destinado a los elegidos nada más.
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