Poemas de Andrés Bello que deberías recordar

Hay escritores como Andrés Bello que nos presentan en los primeros años de nuestras vidas, y quedan como un recuerdo, o un nombre que “definitivamente escuchamos alguna vez”, pero que no apreciamos en lo que a sus obras se refiere.
La poesía y su métrica, se convierten en asignaciones. Borges tenía razón al decir que la lectura no debe ser obligatoria.
Don Andrés Bello, quien fue profesor de Simón Bolívar, entra en ese grupo de escritores que, por lo menos en Venezuela, son una figura infaltable en los libros de primaria. Y en su caso, acompañado siempre del poema “Silva a la Agricultura de la zona tórrida”.
Los poemas de este icónico ilustre, que fue el primer venezolano de su tiempo en leer a la perfección los diarios ingleses, son usualmente largos. Así que aquí te dejamos extractos de algunos de sus mejores versos:
Silva a la agricultura de la zona tórrida
“Para tus hijos la procera palma
su vario feudo cría,
y el ananás sazona su ambrosía;
su blanco pan la yuca;
sus rubias pomas la patata educa;
y el algodón despliega al aura leve
las rosas de oro y el vellón de nieve.
Tendida para ti la fresca parcha
en enramadas de verdor lozano,
cuelga de sus sarmientos trepadores
nectáreos globos y franjadas flores;
y para ti el maíz, jefe altanero
de la espigada tribu, hincha su grano;
y para ti el banano
desmaya al peso de su dulce carga;
el banano, primero
de cuantos concedió bellos presentes
Providencia a las gentes
del ecuador feliz con mano larga.
No ya de humanas artes obligado
el premio rinde opimo;
no es a la podadera, no al arado
deudor de su racimo;
escasa industria bástale, cual puede
hurtar a sus fatigas mano esclava;
crece veloz, y cuando exhausto acaba,
adulta prole en torno le sucede”.
Alocución a la poesía
“a los hombres cantaste embelesados;
y sobre el vasto Atlántico tendiendo
las vigorosas alas, a otro cielo,
a otro mundo, a otras gentes te encamina {a la poesía},
do viste aún su primitivo traje
la tierra, al hombre sometida apenas;
y las riquezas de los climas todos,
América, del sol joven esposa,
del antiguo océano hija postrera
en su seno feraz cría y esmera”.
El Anauco
“Tú, verde y apacible
ribera del Anauco,
para mí más alegre,
que los bosques idalios
y las vegas hermosas
de la plácida Pafos,
resonarás continuo
con mis humildes cantos;
y cuando ya mi sombra
sobre el funesto barco
visite del Erebo
los valles solitarios,
en tus umbrías selvas
y retirados antros
erraré cual un día,
tal vez abandonando
la silenciosa margen
de los estigios lagos”.
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