Presidente de Cavelibro: 2017 ha sido un año muy complicado

En entrevista a QUÉ LEER, Mauricio Cortés presidente de Cavelibro nos habla sobre el difícil panorama del libro en el país, principalmente por la situación económica que ha producido una merma en la producción, falta de novedades y suspensión de importaciones. Sin embargo aunque el 2018 no será fácil, tienen previstas iniciativas para incentivar la lectura así como crear mecanismos que le den un respiro al sector.
¿Cuál es el balance del 2017 sobre la compra y venta de libros en Venezuela?
CAVELIBRO no posee data pormenorizada de cada afiliado. Sin embargo, hemos notado una merma en los volúmenes de negocio. Cada vez es menos la cantidad de libros que se hacen en el país y las importaciones están paralizadas desde el año 2014 por el tema de acceso a las divisas. Todos estos factores inciden de forma importante en la oferta editorial y, consecuentemente, en los precios. Nuestro sector no escapa de la realidad económica general. Cada día es más difícil mantener operativo el negocio de cada uno de nuestros afiliados.
¿Cómo se desarrolló la edición y publicación de libros en el país en este año que culmina?
Ha sido un año muy complicado. Los costos de producción se han ajustado a valores difíciles de digerir por parte de los lectores. Más aun cuando, lamentablemente, el libro no forma parte de las necesidades básicas familiares. Las impresiones nacionales se han concentrado en autores locales, puesto que no existe un mecanismo legal que permita el pago de derechos de autor en divisas. Las novedades editoriales internacionales no llegan al país por el tema de importaciones que ya te mencioné anteriormente. La suma de la poca producción nacional y la suspensión de las importaciones de libros de otras latitudes están comprometiendo la bibliodiversidad, que hasta años recientes era amplia.
Tienen más de 7 años realizando el Diplomado en Edición UCV –Cavelibro y han observado el surgimiento de emprendedores editoriales, por lo que han creado el Plan de Captación para los futuros representantes del sector. ¿En qué consiste?
El Diplomado de Edición que se realiza en alianza entre la UCV y Cavelibro acaba de iniciar con la décima edición. Esto es un logro importantísimo para la sociedad y para el sector. La verdad es que esto debe llenarnos de satisfacción. La respuesta de los participantes y de la gente del sector, que luego contrata a los egresados, es siempre satisfactoria. Hemos descubierto a través del Diplomado que existe un grupo importante de ciudadanos que siguen interesados en el proceso de escribir, editar y publicar. Es un semillero cultural que permea en la sociedad, aunque no lo apreciemos de forma directa. Los participantes del Diplomado deben presentar un proyecto editorial para poder culminar sus estudios. En muchos casos éstos resultan muy interesantes y nutritivos. Adicionalmente al Diplomado, también realizamos cursos cortos que, en algunos casos, profundizan contenidos que se imparten en éste; en otros, ofrecen al público aproximaciones más ligeras y especificas al tema de la lectura, la edición o la publicación.
¿Cuáles son los temas que más se venden en Venezuela?
Como te mencioné anteriormente, no manejamos data directa de las ventas de cada agremiado. Sin embargo, extraoficialmente me puedo atrever a decir que los títulos infantiles siempre tienen buena salida. También los títulos de ensayo vinculados a la política y últimamente las publicaciones asociadas a “influencers” que en la mayoría de los casos apuntan a la psicología, superación personal y motivacional. Mucha gente se está refugiando en la lectura como escape a la situación en la que estamos.
¿Cómo estuvieron las iniciativas para la difusión y promoción de la lectura durante el 2017?
Nosotros a través de las redes sociales tenemos una constante promoción de la lectura. Sin embargo, las redes sociales tienen un alcance que no es necesariamente masivo.
Cavelibro (@cavelibro) tiene presencia en las principales redes sociales tanto con sus cuentas institucionales como con una cuenta aliada (@SíLeemosVzla), a través de la cual compartimos eventos literarios e iniciativas culturales en torno a la lectura. Esto nos permite conocer y apoyar las iniciativas que se realizan en el país y de alguna forma medir el comportamiento y el ánimo invertido en el movimiento cultural. Durante el 2017 las iniciativas siguen siendo parte de la agenda, sin embargo, de manera más reducida que en años anteriores.
Para el próximo año tenemos previstas algunas iniciativas para subir un poco el volumen de la promoción a la lectura, tanto en su condición formadora como recreativa.
Afortunadamente este año hubo varias Ferias del Libro. ¿Cuál fue el balance de las mismas?
Las ferias siempre son una fortuna. Constituyen un acercamiento entre las editoriales y los lectores. La verdad es que este año, a pesar de la difícil situación económica se han logrado celebrar varias ferias a nivel nacional.
No obstante, desde la directiva de la Cámara, nos preocupa el tema de la oferta editorial de las ferias y la ausencia de novedades; el aspecto económico del negocio, puesto que los costos de producción de los eventos se han incrementado de forma sustancial; y la protección al canal natural de distribución que son las librerías, ya que éstas, a diferencia de las ferias están todos los días abiertas a su público y debemos preservarlas.
¿Cómo ha impactado la inflación en los costos de impresión y en las ventas?
De forma directa y sustancial. Emprender hoy en día un proyecto editorial requiere de grandes sumas de dinero y se acompañan de la incertidumbre del mercado. Los valores de producción y distribución están en la misma realidad de cualquier otro producto. El papel en muchos casos es importado, la tinta y las planchas también.
Recientemente la AIAG (Asociación de Industriales de las Artes Gráficas) informó que la producción de la industria gráfica cayó un 82%, esto incluye la impresión de libros.
¿Cómo evalúa el trabajo de importantes librerías, que al menos en Caracas, tienen una constante actividad cultural?
Este trabajo es valiosísimo. Todas las librerías deberían tener una agenda cultural que acerque al ciudadano. Estas actividades de promoción estimulan la sustentabilidad del sector y el interés de los lectores.
Lamentablemente no todas las librerías pueden realizar este tipo de actividades, ya sea por su infraestructura o por los recursos que se requieren.
¿Cuál es la situación de las librerías y distribución editorial en el interior del país?
En el interior del país siempre el tema es algo más lento. Por fortuna de ellos, creo que viven en una velocidad menos estresante. Hay casos éxitos en las principales ciudades del interior y también las cadenas de librerías nacionales tienen presencia, usualmente en los centros comerciales.
¿Cómo ha sido la receptividad del libro digital en Venezuela?
El libro digital tuvo en sus inicios una expectativa que se ha desinflado. De hecho, a nivel internacional ha retrocedido un poco respecto de las ediciones impresas. El libro digital representa a nivel mundial un 35% aproximadamente del negocio editorial.
En Venezuela, según cifras del CERLALC para el primer semestre del 2016 los nuevos títulos registrados en el ISBN, el 34,5% correspondía al formato digital; es decir guarda una consonancia con las cifras manejadas a nivel mundial. Ahora bien, la mayoría de los agremiados no ofrecen versiones digitales para ser descargadas. Esto se debe, en nuestro criterio, a la ausencia de mecanismos formales para el pago internacional de los derechos que puedan causarse y el alto costo de los dispositivos de lectura digital.
También la piratería hace mella en el tema. Realizar un emprendimiento que luego pueda ser pirateado sin ningún tipo de reprimenda por parte de las autoridades no es atractivo para los empresarios del sector.
¿Cómo se avizora el 2018? ¿Tienen conocimiento de publicaciones de libros, eventos y proyectos editoriales concretos?
El próximo año se avizora como duro. Será un año clave para el sector puesto que el tema económico será la piedra angular en el funcionamiento de los actores del libro. Esto es muy grave, porque cada librería, editorial, distribuidora y demás sujetos que conforman la cadena productiva del sector que cierra usualmente no vuelve a abrir.
Nuestro tejido cultural y empresarial es frágil y muy difícil de restituir. La vida promedio de las empresas que hacen vida en nuestro gremio y sector ronda los 35 años. Son años de experiencia en un mundo tan complejo y diverso como lo es el del libro.
Estamos trabajando desde la directiva para procurar mecanismos y políticas que den respiro al sector que ya de por si es muy complejo.
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