Reseña “Berenice” de Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe (Boston, Estados Unidos, 1809) es el maestro de los cuentos de terror, género que adoptó porque era más rentable. Es considerado el primer escritor estadounidense que vivió de su escritura.
El relato gótico que nos ocupa, se llama Berenice y fue publicado por primera vez en el periódico Southern Literary Messenger, en el año 1835. La historia provocó muchas quejas de los lectores por su sadismo. Hubo que publicar una versión más moderada.
El libro comienza con una frase en latín: “Dicebant mihi sodales, si sepulchrum amicae visitarem, curas meas aliquantulum fore levatas”, cuyo significado sería: «Decíanme los amigos que encontraría algún alivio a mi dolor visitando la tumba de la amada». Está frase adquiere total sentido en el desarrollo de la trama.
El texto relata en primera persona la historia de Egaeus, un joven con una extraña vida que se circunscribe a las paredes de su biblioteca. Él sufría un trastorno de la atención, una especie de delirio parcial, de fijación de la atención en objetos intrascendentes. Egaeus presentaba ataques de ensimismamiento durante los cuales se aislaba por completo del mundo exterior. “En mi caso, el objeto primario era invariablemente frívolo, aunque asumía, a través del medio de mi visión perturbada, una importancia refleja e irreal”.
Paralelamente surge el personaje de Berenice, su prima, una joven que creció llena de vida, ágil, despreocupada y feliz pero la suerte le jugará una mala pasada y desarrolla una enfermedad desconocida que la va consumiendo física y espiritualmente. Mientras preparan su matrimonio, Egaeus reflexiona: “Durante los días más brillantes de su belleza sin igual, seguramente nunca la amé, mis sentimientos nunca habían sido del corazón, y mis pasiones siempre fueron de la mente… Y ahora, ahora temblaba en su presencia y palidecía cuando se acercaba; sin embargo, lamentando amargamente su decadencia y su ruina, recordé que me había amado largo tiempo, y, en un mal momento, le hablé de matrimonio”.
El escritor es brillante en el relato de la descripción física de Berenice según la percepción de Egaeus. El personaje descubrirá en ella, el objeto de su obsesión. “..y esquivé involuntariamente su mirada vidriosa para contemplar los labios, finos y contraídos. Se entreabrieron, y en una sonrisa de expresión peculiar los dientes de la cambiada Berenice se revelaron lentamente a mis ojos. ¡Ojalá nunca los hubiera visto o, después de verlos, hubiese muerto!
Los dientes, esos dientes exacerbaron su monomanía y fue imposible sacarlos de su mente. Egaeus los deseaba y el fantasma de los dientes lo perseguía como una obsesión.
El autor escribe en francés: Tous ses pas étaient des sentiments» que podría traducirse como «Todos sus pasos fueron sentimientos» y añade que en Berenice, “toutes ses dents étaient des idées. des idées” que significa: “Todos sus dientes eran ideas. Ideas”. Precisamente esa fijación marca la acción de la historia con rapidez, con morbosidad y con insania.
Una criada llorosa anuncia que Berenice está muerta por un ataque de epilepsia. Egaeus siente que despierta de un sueño agitado y confuso. Un terrible grito de mujer resuena en sus oídos. De la tumba profanada, aún respira Berenice. Las ropas de Egaeus están ensangrentadas y de una caja que se rompe en mil pedazos saltan instrumentos de cirugía dental y treinta y dos pequeñas piezas blancas, como el marfil. La obsesión cobró forma de la manera más tétrica posible.
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