Reseña de «Intrusos» de Jacobo Villalobos

Confieso que leer los cuentos del ganador del Premio Franco-Venezolano a la joven vocación literaria 2016, Jacobo Villalobos (Caracas, 1995) me causó una sensación extraña, una especie de zozobra en la imaginación. Su libro Intrusos consta de 11 cuentos. Todos excelentemente bien escritos con una narrativa impecable que nos remueve el subconsciente.
Leer estos cuentos, exacerba nuestros sentidos y no nos deja indiferentes. Definitivamente la fuente de inspiración de un escritor es tan crucial. Si algo tienen estos relatos es originalidad, no solo por los temas escogidos, sino por la forma de abordarlos.
En Ruptura, Muerte sin espectáculo, Las Almohadas, Desaparecer, hay un elemento omnipresente que es la cama, el hecho de acostarse, de dormir para pasar la página de la rutina, dormir con un extraño al lado, o con un muerto son posibles para este escritor. Hasta el hecho de tratar de dormir mientras se espera a un esposo con el que ya no se tiene nada en común. En Las Almohadas, el hecho de una separación física con la pareja es sobrellevado al estar conectados a una almohada que se ilumina cuando el otro se acuesta a dormir, me pareció de una creatividad especial. Disfruté mucho esta historia.
Cuando J posaba su cabeza en su almohada, entonces la de C brillaba de un amarillo muy tenue. Así ambos podían pensar que yacían juntos… (p.95)
Seres fantásticos se adueñan de los relatos. En Ruptura, una mujer espectral, hermosa, comparte la cama con ella y su marido cansado, con el cuerpo sin asearse porque no hay agua, no hay electricidad. En La Tortuga, se presenta una tortuga laúd que va creciendo mientras la vida de H se va apagando.
14/3/2015 La tortuga está creciendo aunque ya está enorme. Cuando camina las losas suenan como si se fuesen a romper. Pero aun así sigue creciendo. No me quita la mirada y siempre, de alguna manera, me da alcance. (p.45)
La historia del zombi Mathieu Toussel que se alimentaba de las páginas de los escritores es una de mis preferidas. Mi imaginación voló mientras imaginaba al zombi haitiano, al no muerto, al cadáver andante devorando páginas escritas, escondido en un rincón.
Y Toussel aparecía para llevarse sus hojas escritas y comérselas sentado junto al escritor, quien le ponía una mano en el hombro en gesto paternal. (p.52)
El cuento Polillas es especial porque está asociado a la vejez, al olvido.
En Reuniones hay un relato en primera persona, de una presencia que acompaña, trasciende las épocas, los países, los contextos. Hasta la muerte.
Falleció cuando apenas empezaba a quedarme dormido y me pareció de mal gusto pasar la noche a su lado, como si nada hubiese ocurrido. Así que me moví, me senté contra la pared y cerré los ojos. (p.66)
Un hombre de 60 años embarazado es posible para Jacobo Villalobos, así sea solo en su fértil imaginación.
El hombre de 60 años sintió como su hijo había cruzado sus dedos con los suyos y se los había apretado con fuerza por un momento. Luego, lo sintió deslizarse con delicadeza entre su mano para partir. (p.75)
En Muerte sin espectáculo, una mujer no se resigna a la pérdida física de su esposo, el ministro. Le habla, lo ve, duerme a su lado, pero solo por la rutina de vida, esa rutina que no le permite asumir la realidad.
Te prepararé una sopa. Pero al regresar con el plato hondo lleno de caldo, se fijó que su marido ya dormía con placidez, por lo que no quiso despertarlo. Incluso ignoró que dormía con los ojos abiertos. Solo sonrió, dijo descansa en voz baja y se llevó el plato de vuelta a la cocina. (p.82)
Dos historias impactan por su crudeza. En Consumo nos cuenta como Armin logra contactar la cita perfecta para saciar su antropofagia ayudado por el Instagram. Mientras que en Los Asesinos se unen tecnología y muerte, en los bajos instintos de jóvenes delincuentes. El final de ambas historias es impactante.
Ella yacía casi desmayada, y sin nariz, sobre el plato, gracias a la cantidad de alcohol y medicamentos que había tomado. Él, sentado en el piso a su lado, movía el cuchillo para trocear sus pantorrillas. (p.91)
El último cuento dedicado al escritor Ednodio Quintero por haberle dado la idea, se llama Desaparecer y es una suerte de cuento japonés que mezcla criaturas pokémon que irrumpen en la cotidianidad de una pareja conformada por Shou y su esposa Yun. Se multiplican y ocupan todo el espacio. Los humanos sobrarán.
Ahora la casa y sus alrededores estaban llenos de criaturas extrañas: bulbasaurs, floettes, un shaymin de tierra, kabutos, y un enorme noctowl, un ave de más de medio metro, similar a un búho, que pasaba la mayor parte del tiempo sobre el techo. (p.111)
Sin duda, Jacobo Villalobos plantea la existencia de fuerzas de extraña naturaleza que irrumpen en la cotidianidad. A algunos de sus personajes no les queda más remedio que aceptarlas con indiferencia, porque ocuparán e invadirán los espacios, otros simplemente se marcharán sin luchar, sin pretender. La vida seguirá su curso. Cada cuento termina en un punto seguido. Las palabras que no se dijeron. Los silencios definitivos.
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