Reseña de “Lluvia fina”, de Luis Landero

Luis Landero (Badajoz, España, 1948), autor de Lluvia fina (2019) demuestra sus dotes para la narrativa creando una novela que impacta desde un comienzo, por su hábil manejo de los elementos emocionales de la trama. El autor nos presenta a una familia disfuncional, conflictiva y atemporal, que, sin lugar a dudas, podría ser la historia de muchas familias.

Todo comienza cuando Gabriel decide llamar a sus hermanas Sonia y Aurora, a quienes tiene tiempo sin contactar, para celebrar el cumpleaños 80 de su madre. Un evento que podría parecer feliz y cotidiano, se convierte en un verdadero pandemónium por las conversaciones que traerán recuerdos infelices y mucho resentimiento ante rencores que están más vivos que nunca.

  —Ya te dije que lo pensaras bien antes de llamar. En tu familia hay que tener muchísimo cuidado con las palabras. En tu familia las palabras nunca son inocentes. (pág.25)

Landero nos habla sobre el poder de las palabras, esas que el viento no se lleva, porque dejan heridas en el corazón y siempre, están listas para volver. Los hechos del pasado, regresan con un discurso poderoso, más terrible que la primera vez, revestidos de nuevos significados, sin importar a quienes hieran.

Hay algo en las palabras que, ya de por sí, entraña un riesgo, una amenaza, y no es verdad que el viento se las lleve tan fácilmente como dicen. No es verdad. (pág.7)

Y siempre, siempre, los relatos o las palabras que vuelven de los oscuros ámbitos de la memoria llegan en son de guerra, cargados de agravios, y ansiosos de reivindicación y de discordia. (pág.7)

Todas las familias guardan secretos y siempre hay algún miembro que los conoce todos. Este es el caso de Aurora, la esposa de Gabriel. Su conducta afable, taciturna, tranquila, hace que las hermanas le cuenten sus más oscuras confidencias.

…y cada pocos pasos se detenía para recrearse en sus palabras y ver cómo ella las embellecía con su atención (pág.9)

Aurora es un personaje clave en la trama. Ella sabe escuchar. Durante el desarrollo del relato, se irá dando cuenta de muchas cosas que la incomodan. La monotonía se hace presente. Adquirirá una nueva perspectiva de su relación de 20 años con Gabriel, sumada al cuidado de su hija Alicia, quien tiene una alteración grave del desarrollo.

¿Y cuándo, en qué momento, empezó ella a detectar que acaso, como decían sus hermanas, había algo inquietante en Gabriel, un borroso signo de falsedad e incluso de impostura?, se pregunta. (pág.124)

 El mundo tranquilo y reposado de Aurora se ira desmoronando. La “psicóloga” de la familia escucha sin ser escuchada. Aurora no es feliz.


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Ella es en realidad la única dueña absoluta del relato, la que lo sabe todo, la trama y el revés de la trama, porque solo a ella le confían y le cuentan, con todo tipo de detalles, y sin vergüenza ni reparos, todos y cada uno de los implicados en esta historia que empezó siendo trivial y hasta festiva y que ha acabado en ruina y en desastre, como ya intuyó ella desde el primer momento. (pág.12)

El autor ha hilado muy bien el conflicto de esta familia. El lector conocerá las historias del padre Gabriel y la madre Sonia. Esos padres con defectos, como todos los seres humanos. Gabriel, mitómano, megalómano, grandilocuente, feliz en su mundo de fantasías.

Porque lo que más le gustaba en el mundo, y que le salía de un modo natural, sin esfuerzo, era inventarse historias, que a veces se atribuía a sí mismo en sus correrías por Guadalajara, Cuenca o Ciudad Real, y más a menudo y con más altos vuelos al Gran Pentapolín… (pág.19)

Sonia es una madre amargada, fatalista, negativa, incapaz de dar muestras de cariño, pero sí, empeñada en la supervivencia de la familia, cueste lo que cueste. Callista de oficio, un día decide montar una mercería, y eso agravará los conflictos.

La madre tenía ya de por sí un carácter tenebroso, pero es que además decía, y no se cansaba de repetir, que la alegría trae mala suerte porque detrás de la alegría acecha siempre la desgracia. (pág.17)

A todas horas se rendía culto al miedo. Miedo al hambre, miedo a las guerras, miedo a las enfermedades, miedo a la pura adversidad, miedo a vivir con algún desahogo o a hacer algún derroche porque el destino termina siempre castigando la buena suerte de los pobres. (pág.21)

La muerte del padre, trastornará la dinámica familiar y es allí cuando se manifestarán los verdaderos conflictos.

La época legendaria y ociosa del padre había sido abolida, y ahora todo lo presidía el espíritu de la laboriosidad y del provecho. (pág.30)

Las hijas acusarán a la madre de truncar sus sueños, además guardarán rencor al filósofo Gabriel, el hermano menor, por haber tenido, según ellas, el trato más privilegiado. Una crianza con tintes machistas, porque a Gabriel nunca lo obligaron a hacer labores del hogar.

Y contaban y repetían que a Gabriel siempre le había ido muy bien en la vida, y lo decían como un reproche, como si su bienestar se hubiese construido a costa de ellas, de la desdicha de ellas. (pág.68)

Durante la trama, siempre habrá dos versiones sobre un hecho, una terrible y dramática por parte de las hermanas Sonia y Andrea, en contraste con una versión edulcorada de Gabriel.

  «¡Qué ridículo!», decía Gabriel, ante esas alucinaciones de la memoria. Casi todos los episodios de la infancia, razonaba, son casi siempre una construcción hecha con evocaciones posteriores, con retoques, con supresiones y añadidos, con intercalados imaginarios e incluso oníricos, con secretos intereses espurios, hasta que al fin el adulto sella el relato definitivo del niño que fue, y esa última versión pasa a ser ya tan verdadera y tan emotivamente verdadera, como si fuese una evidencia.  (pág.32)

Prevalece la división de opiniones en la familia. Gabriel siempre a la defensa de su madre mientras que Sonia y Andrea, la critican, haciendo énfasis en lo negativo.

Lo que pasa es que Sonia y Andrea se han quedado solo con los malos recuerdos, y los han agrandado, supongo que por lo que vino después, pero antes de que mamá pusiera la mercería éramos una familia unida y feliz, o por lo menos tan felices como tantas otras (pág.34)

Lluvia fina, como su nombre bien lo indica, está narrada en base a hechos del pasado, dolorosos y lamentables que van haciendo mella, como una lluvia delgada pero muy persistente, sobre esta familia.

Es una novela sin esperanza y muy devastadora. Los secretos de la familia son como demonios sin exorcizar, dispuestos a manifestarse para hacer daño.

El secreto de Sonia sobre su infeliz matrimonio con Horacio es dramático por el abuso al que se vio sometida.

La vida era un asco, el amor era un asco, la familia era un asco, los viajes eran también un asco, todo era un asco. (pág.153)

Esto se suma a lo que oculta Andrea, quien siempre amó a Horacio. Ella siempre culpará a los demás por su infelicidad.

Yo tenía diferentes maneras de amarlo según la hora del día, el día de la semana o la estación del año. (pág.139)

 Luego que se abra la caja de pandora, nada será igual.

La novela trata sobre la incomunicación, los traumas de la infancia, los recuerdos selectivos en la adultez y la reinterpretación del pasado.

 Ese es otro de los mitos primigenios de Andrea, y esa frase, «Cuando mamá me abandonó», ha quedado como un emblema victorioso ondeando sobre unas viejas ruinas. (pág.36)

Luis Landero hábilmente ha desarrollado una narrativa en base a conversaciones telefónicas. El entramado es una retícula de lo que cada quien le cuenta al otro. Las conversaciones entre los hermanos se desarrollan en paralelo con lo que cada uno le cuenta a Aurora. Ella siempre está presente en la trama.

Lluvia fina se desarrolla en una semana, periodo en el que afloran distintos sentimientos:  envidia, frustración, rencor, desilusión, amargura, tristeza, desengaño, incomprensión.

 Y así iban apareciendo palabras alusivas (egolatría, ensimismamiento, individualismo, insensibilidad, ingratitud), palabras que eran como pequeñas espinas, huesecillos, pellejos y otros desperdicios que se ponen discretamente en el borde del plato. (pág.67)

 Hoy es jueves. Hace seis días que a Gabriel se le ocurrió organizarle una fiesta a mamá. Una fiesta donde todos pudieran perdonar y expiar sus faltas y errores y donde las ofensas y equívocos del pasado quedaran redimidos al fin. (pág.180)

Leer Lluvia fina de Luis Landero es reflexionar sobre si realmente vale la pena revivir los secretos de la memoria. Si esa práctica en vez de ser sanadora, se convierte en algo realmente devastador que profundizará los complejos y los defectos de los seres humanos. Quién reparará los corazones rotos de la madre, de Sonia, de Andrea, de Gabriel o de la misma Aurora. Tal vez ya sea demasiado tarde.

La sinceridad, llevada al fanatismo, solo puede conducir a la destrucción. Y, además, ¿para qué remover ahora el pasado? Las aguas del pasado siempre bajan turbias y, lo que es peor, enturbian también las del presente. (pág.27)

La memoria es mágica, y hay cosas que no se olvidan nunca (pág.38)

Odio esos silencios donde los hablantes quedan en evidencia, y avergonzados, como si de pronto estuviesen desnudos. (pág.63)

Lluvia fina

Editorial: Tusquets Editores

Autor: Luis Landero

Temática: Novela literaria

Colección: Andanzas

Número de páginas: 272

¿Vale la pena revivir los secretos de la memoria?

Patricia Chung

@patriciach88

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