Reseña de “Pequeño País”, de Gaël Faye

Reseña de Pequeño País, de Gaël Faye

Desde que la obra Pequeño País (Petit Pays) fuera publicada en 2016 por Éditions Grasset, ha sido traducida a 36 idiomas. Ha recibido galardones tan importantes como el Prix du roman FNAC 2016 y el premio Goncourt des Lycéens 2016.

Su autor Gaël Faye (1982) es un cantante, rapero y escritor ruandés-francés que escribió su primer libro, una semibiografía sobre su experiencia en África y su vida en Francia.

Faye narra las vivencias de un niño de diez años al que llaman Gaby dentro de un entorno familiar, feliz en un comienzo, pero que luego comienza a resquebrajarse con los problemas de la convivencia entre su madre, la ruandesa Yvonne y su padre, el belga Michel.

La cotidianidad llegó como un boomerang y mis padres recibieron su golpe en pleno rostro, y comprendieron que habían confundido deseo y amor. Y que cada cual se había inventado las cualidades del otro. No habían compartido sus sueños, tan solo sus ilusiones. Cada uno de ellos tenía su sueño, un sueño propio, egoísta, y no estaba dispuesto a cumplir las expectativas del otro”. (pág.14)

El libro está escrito en primera persona con un tono intimista y poético, en el que la nostalgia impregna la narración desde el comienzo. El protagonista, ya adulto, desde Francia, comienza a pensar, cómo sería regresar a Burundi, territorio donde transcurrió su infancia. Para su hermana Ana, regresar a África era algo impensable.

Ya no habito en ninguna parte. Habitar significa fundirse carnalmente con la topografía de un lugar, con las anfractuosidades del entorno. Y aquí no me sucede nada de eso. Solo estoy de paso. Alquilo. Anido. Ocupo”.  (pág.9)

Lo cautivador de Pequeño País es la inocencia de Gaby quien va contando con mucho detalle, paisajes, personas, hechos y, sobre todo, tradiciones en el barrio de Kinanira, de la ciudad Buyumbura de Burundi.  El relato deja traslucir la importancia de la tierra, el orgullo de ser africano y lo que eso implica.


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El escritor inmortaliza la perdida de la inocencia debido a la guerra de Ruanda. La tranquila vida cotidiana y la personalidad del niño sufrirán un cambio radical cuando, toda la familia se vea envuelta en el conflicto.

En Ruanda, aquella cosa que no era una guerra duró tres largos meses. Ya no recuerdo lo que hicimos durante ese período. No recuerdo la escuela, ni a mis compañeros, ni nuestra vida cotidiana. En casa éramos de nuevo cuatro, pero un inmenso agujero negro nos engulló, a nosotros y a nuestra memoria. De abril a julio de 1994 vivimos el genocidio que se perpetraba en Ruanda a distancia, entre cuatro paredes, al lado de un teléfono y de una radio”. (pág.127)

Es difícil para un niño, entender la política y los conflictos sociales. Más aún, cuando estos impactan irremediablemente su vida diaria, causando sufrimiento. La familia materna de Gaby será víctima de la guerra entre los hutus y los tutsis.

Como mamá y su familia, habían huido de todos esos problemas, pero habían encontrado otros nuevos en Burundi: la pobreza, la exclusión, las cuotas, la xenofobia, el rechazo, los chivos expiatorios, la depresión, la añoranza del país, la nostalgia. Problemas de refugiados”. (pág.48)

Destaca en este relato, la madre Yvonne quien debió huir de Ruanda y vivir como refugiada. Ser madre de dos niños, tener una existencia cómoda, no fueron razones suficientes para conseguir la paz interna ante su inconformidad. Este personaje sufrirá cambios drásticos por circunstancias trágicas que impactan su salud mental.

Convertí mi felicidad en una fortaleza, y mi ingenuidad, en una capilla. Deseaba que la vida me dejara intacto, mientras que mamá, poniendo en riesgo la suya, había ido a buscar a sus familiares hasta las puertas del infierno”. (pág.147)

Cuando cerraba el libro, ella me dirigía una mirada ausente. Me había convertido en un extraño. Entonces, yo huía de la terraza, asustado por el vacío que había en el fondo de sus ojos”. (pág.143)

Otro personaje destacado es Jacques, amigo de Michel quien ha hecho su vida en África, se considera africano y regresar a Europa, ya no está en sus planes. El padre de Gaby, coincide con él.

  —Escucha, cariño —dijo él con un tono que pretendía ser tranquilizador⁠—, mira a tu alrededor. Las montañas, los lagos, la naturaleza. Vivimos en hermosas mansiones, tenemos sirvientes, espacio para los niños, un buen clima, los negocios no nos van nada mal. ¿Qué más quieres? Nunca tendrás todo este lujo en Europa. ¡Créeme! Aquello está muy lejos de ser el paraíso que te imaginas. ¿Por qué piensas que llevo más de veinte años construyendo una vida aquí?” (pág.20)

El libro de Gaël Faye, narra las aventuras de Gaby y su grupo de amigos en las calles de Buyumbura, robando mangos en los jardines del barrio, fumando a escondidas, sosteniendo reuniones secretas en una furgoneta abandonada, paseando entre los setos de buganvillas. Es un ambiente impregnado por el perfume de los árboles frutales y las plantas aromáticas.

Para nosotros, niños privilegiados del centro de la ciudad y de los barrios residenciales, la guerra no era todavía más que una simple palabra. Habíamos oído cosas, pero no habíamos visto nada. La vida continuaba como antes, con nuestras historias de guateques, amores, marcas y moda”. (pág.95)

Gaby descubrirá la pasión por los libros en la casa de una extravagante vecina griega y eso será su salvación en momentos de incertidumbre.

En mi cama, sumido en esas historias, buscaba otras realidades más soportables, y los libros, mis amigos, pintaban mis días de luz”. (pág.152)

El paraíso en el que viven Gaby, su hermana menor Ana y sus padres, se rompe en mil pedazos con la irrupción de la guerra, en medio del odio y la violencia que obligan a Gabriel y a su hermana a marcharse a Francia solos, antes de que sea demasiado tarde.

Se vivía en esa extraña atmósfera, que no era ni de paz ni de guerra. Los valores a los que estábamos habituados ya no estaban vigentes. La inseguridad se había convertido en una situación tan banal como el hambre, la sed o el calor. La furia y la sangre acompañaban nuestras acciones cotidianas”. (pág.134)

El concepto de la muerte entra en sus vidas.

Lidiábamos con la idea de morir en cualquier momento. La muerte ya no era una cosa lejana y abstracta. Tenía el rostro banal de lo cotidiano. Vivir con esa lucidez termina por destruir el resquicio de infancia que se lleva dentro”. (pág.151)

Dos décadas después, aquel niño convertido en hombre regresa a su pequeño país sintiendo nostalgia por aquella existencia apacible y banal. Gabriel, que nunca ha dejado de pensar en su tierra, quiere comprobar que aquel mundo sí existió, que él fue feliz hasta que la Historia fracturó la tranquilidad en miles de pedazos.

Me obsesiona este retorno, lo pospongo indefinidamente, lo mando cada vez más lejos. Tengo miedo a encontrarme con verdades enterradas, con pesadillas dejadas en el umbral de mi país natal”. (pág.10)

Gaël Faye nos transporta al corazón del continente africano para ofrecer al lector un relato íntimo, introspectivo y muy cercano a través de la mirada de un niño.

Pequeño País es una historia sobre la búsqueda de identidad de una infancia robada impactada por la cruel realidad.

Sin que se le pida, la guerra se encarga siempre de procurarnos un enemigo. Yo, que quería permanecer neutral, no pude serlo. Había nacido con aquella historia. Me corría por dentro. Le pertenecía”. (pág.103)

El genocidio es una marea negra: quienes no se ahogan van cubiertos de petróleo durante toda la vida”. (pág.143)

—Vivimos en el lugar de la tragedia. África tiene la forma de un revólver. No se puede hacer nada contra esa evidencia. Disparemos. A diestra o a siniestra, pero ¡disparemos!”.(pág.68)


Pequeño País

Pequeño País, Gaël Faye

Editorial: Salamandra

Colección: Salamandra Narrativa

Número de páginas: 224

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Gaël Faye 

Gaël FayeBuyumbura, Burundi, 1982. De madre ruandesa y padre francés, se trasladó a Francia en 1995, huyendo de su país natal debido a la guerra civil burundesa y al genocidio tutsi de Ruanda. Tras obtener un máster en finanzas, abandonó el mundo de la economía para dedicarse plenamente a la escritura y la música.

De vuelta en Francia, siguió con su carrera de compositor y rapero. Su trayectoria musical culminó con la publicación de un álbum con el grupo Milk Coffee & Sugar en el año 2009.

En 2013 apareció Pili Pili sur un croissant au beurre, su primer disco en solitario, y en 2014 recibió el premio musical de la Académie Charles-Cros. Pequeño país, su primera novela, ha sido un éxito en Francia, donde ha recibido galardones tan importantes como el Prix du roman FNAC 2016 y el premio Goncourt des Lycéens 2016. Los derechos de traducción se han vendido a veintinueve idiomas.


Patricia Chung 

@patriciach88 

 

«Pequeño país es lo contrario de una novela de grandes palabras y mucho ruido. No se nos impone, pero nos afecta, porque nos muestra cómo la guerra se introduce poco a poco, sigilosamente, en nuestras vidas». Süddeutsche Zeitung

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