Reseña de “Una Mañana Cualquiera” de Esteban Moneo

Esteban de cuarenta y tantos años, pudo haber tenido un día como cualquier otro, rodeado del cariño de su esposa Marta y de sus hijos, pero no fue así, había señales de que algo no andaba bien, su cuerpo empezó a mostrar signos de decaimiento y como si de un torbellino se tratara, esa mañana no despertó; una situación de salud grave lo mantendría entre delirios, sueños y pocos momentos de lucidez.
El escritor español Esteban Moneo nos presenta su primera novela y aunque es autobiográfica, no pretende ser una simple historia de superación personal. El autor narra lo que vivió cuando un virus se alojó en su cerebro. El mensaje es claro, por muchas expectativas y planes que se tengan, todo puede venirse abajo en un momento. De esta terrible experiencia ha sacado la mejor versión y es así como escribió una novela que motiva, entretiene, conmueve y además tiene un noble propósito: lo recaudado será destinado a la Cruz Roja.
Su permanencia en el hospital. Sensaciones, colores, sonidos, todo era muy confuso y perturbador, mientras los médicos trataban de descartar cuál era la enfermedad que padecía. Se sentía muy extraño.
Intentó hablar, gritar, mover un brazo, tocarlas, pero no consiguió coordinar ni músculos ni voz. Como en sus peores pesadillas, en las que una fuerza lo atraía hacia ese cuarto oscuro en el que no debía entrar y trataba de chillar, pegar, salir, pero no podía y despertaba asustado. (pág.16)
Esteban dio algunas muestras de mejoría, pero no eran suficientes para que los médicos dieran un diagnóstico favorable. Era como si su cerebro y su cuerpo no estuvieran conectados. Estaba a punto de transitar el camino de la locura y entrar en el agujero negro. Enfrentó sofisticados exámenes médicos sumergiéndose en nostálgicos recuerdos de tiempos pasados.
Se volvió muy sensible a los ruidos, en su cabeza se mezclaban imágenes, deliraba con los objetos que lo rodeaban y a cada uno lo percibía humanizado, en movimiento, multiplicado. Un video de YouTube se convertía en un reto incomprensible. Ficción y realidad se mezclaban.
En la novela subyace el poder del amor a través de la familia. Qué importante fueron su esposa Marta así como sus familiares siempre dándole ánimo y mimándolo con jamón ibérico y yogures con frutas que tanto le gustaban. El recuerdo de sus hijos siempre fue su mayor motivación.
La primera parte de Una mañana cualquiera, narra todo el proceso que vivió Esteban en su hospitalización, cómo fue descubriendo sensaciones y experimentando síntomas con los que iba a tener que convivir un buen tiempo. La segunda parte cuenta el retorno a su hogar. Su nueva consigna iba a ser, ver la vida en positivo, dejar el negativismo atrás. Su determinación por vencer la enfermedad estaba clara. Haría lo que fuera necesario.
En su deseo por sentirse mejor, Esteban que siempre había sido una persona escéptica tratada solo con medicina tradicional, decide probar la medicina alternativa. Se sorprende y duda de la explicación: «El paciente se cura a sí mismo, el terapeuta, que no médico, lo ayuda con las barreras durante el proceso». «La confianza en el poder sanador es esencial»
El lector se divertirá con las alocadas experiencias que vivió Esteban en cada una de las consultas a las que asistió. La fisioterapista Cristina que se la pasaba recomendándole “especialistas”, el optometrista y sus ejercicios de bolitas, Zarek el polaco de los imanes que pronunciaba conjuros y Natalia la del don especial que trabajaba con flujos de energía, nudos y bloqueo de transferencia. De todos ellos aprendió algo en medio de su incredulidad.
Una mañana cualquiera es un relato valiente, honesto, divertido, reflexivo, cercano, bien escrito, fácil de leer pero que encierra una gran lección. Esteban asume una lucha esperanzadora y es seguro que muchos lectores se sentirán identificados con este personaje para quien su curación, la familia y los amigos son la base de su existencia.
27 de enero de 2018. Tres años habían pasado desde su ingreso al hospital. Todos los 27 de enero celebraría con alegría y esperanza. Distintos caminos y retos se abrieron para Esteban. Nueva casa, disfrutar su afición por el futbol español, mejores perspectivas laborales y su libro Una mañana cualquiera.
Su vida se había transformado, pero el cambio era para mejor. De eso estaba seguro.
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