Reseña “En la soledad de un cielo muerto” de Laury Leite

Libro Laury Leite

El escritor mexicano  Laury Leite nos presenta su primera novela, En la soledad de un cielo muerto.  Una historia existencialista y  reflexiva, cuyo protagonista es André, un joven de 26 años quien regresa luego ocho años a la “cloaca”, como él llama a Ciudad de México. Él viene de la que llama “ciudad de los Muertos”, Madrid.

Su fracaso en España no solo es  económico sino también amoroso.  Tras su regreso, André ya no se reconoce en ese apartamento que tendrá que compartir con su madre, una pianista que da clases para poder vivir. En ese nuevo entorno deberá enfrentarse a su soledad y ese insomnio desgarrador que a las 3:22 am lo sacude para enfrentarlo a su propia vida.

André, el joven que no sabe qué hacer con sus días, ni con sus noches.

¿Por qué no me atrevo a

encender la luz?

¿Qué es lo que no quiero

ver?

¿Por qué no me atrevo a

encender la luz? ¿Por qué no la enciendo

y me resigno a no dormir?

¿Por qué no me atrevo a

encender la luz?”

(pág.28)

¿Es el protagonista, una víctima o es  culpable de lo que le ocurre? Largas meditaciones en sólidos y contundentes bloques de pensamientos caracterizan este texto. También el escritor explora el verso.

La soledad se expande por toda la historia como un karma o como una liberación.

La madre de André ocupa la segunda mitad del libro. Un relato en primera persona que aborda, la crítica social, una familia  que ya no lo es. Sus dudas, remordimientos, la crianza del hijo, el peso de ser madre soltera y las diferencias sociales. Los años pasan implacables.

                                Y me digo: ya tengo medio siglo de vida.

Frecuentemente se me olvida; siento que tengo menos:

unos cuarenta o cuarenta y cinco como mucho. Pero los

huesos me duelen (sobre todo la espalda; la espalda me

                                     punza todo el día) y la piel se me arruga y los hedores

                                     aumentan: signos que me sitúan en la edad que tengo:

                                     cincuenta: medio siglo ya (vértigo). (p.83)

Ser madre fue lo más importante que le pasó en su vida.

                                          Me dije: quien no ha sido

madre no comprende nada de la vida. Recuerdo: en

medio de la locura del mundo una luz se encendió  e

    iluminó mi vida: guio mi camino.Quien que no ha sido

                                         madre  no entiende nada de la vida (p.90)

Hay en el relato alusiones preocupantes por el destino político de México.

Los personajes se encuentran consigo mismos, de una manera desgarradora afloran  sentimientos, nostalgia, pérdidas, despedidas. Así es la vida, la que le tocó vivir a cada quien.

                                    Somos víctimas de los pequeños

instantes que la vida nos impone (disparan nuestras vidas

                                   de un lado para otro), cuya repercusión sólo podemos

                                   advertir con el paso de los años (p.94)

¿Acaso André y su madre han perdido su identidad?  ¿o simplemente reconstruyen su nueva realidad?  El lector tiene la última palabra.

Cómo avanza el tiempo

vaciando mis días. Cómo pasan los días destruyendo y construyendo

las cosas. (p.95)

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