Teoría novelada de mí mismo de Sergio González Rodríguez

Llegó el primer libro póstumo de Sergio González Rodríguez (1950-2017), autor de decenas de libros y ganador del premio Anagrama con su libro-informe Campo de guerra. Sin duda, uno de los intelectuales mexicanos más influyentes de las primeras décadas del siglo XXI.
Cualquier lector sabe que la mayor cantidad de obras póstumas responden más a una necesidad monetaria de la familia que a intereses literarios; sin embargo, Teoría novelada de mí mismo (Penguin, Random House Mondadori) es una extraordinaria muestra de que la historia de los libros póstumos puede ser distinta.
He tenido la fortuna de haber leído varios de los libros de Sergio y éste junto con El hombre sin cabeza son los que me resultan más interesante. Sin embargo, tengo más lazos sentimentales con la Teoría Novelada. Las obras biográficas y de autoanálisis de los escritores son de mis lecturas favoritas. Abro un paréntesis. Hasta la fecha el libro que más me había conmovido, fue Mientras escribo de Stephen King; sin embargo, el planteamiento de King lo percibo mucho más “inspiracional”, mientras que Sergio abre las cloacas por las cuales ha tenido que explorar. Cloacas interiores, miedos, imágenes, sueños, pesadillas, procedimientos, factores que Sergio González convirtió en su materia prima.
La formación de Sergio González Rodríguez tiene poco que ver con los flujos que impone la academia, las universidades. Su vida siguió un ritmo mucho más electrizante, rizomático adquirido desde muy joven, en los tiempos en que formaba parte de uno de los grupos emblemáticos del inicio del rock en México (Enigma) en donde tocaba el bajo eléctrico. Esa otra forma de pensar y vivir la vida, se refleja en los libros de Sergio. Su postura como periodista antepone la ética, como escritor la experimentación y la indagación sobre el alma humana.
Quizá un poco sospechando sobre sus últimos días, Sergio González se da la oportunidad de novelar sobre él como personaje, como objeto de conocimiento. Creó una historia a partir de la investigación sobre los elementos que constituyen los elementos de la vida escrituraria que inicia, quizá, como inicia cualquier lector, subrayando, apropiándose de esas frases que pensamos que vamos a poder reutilizar en otro momento de nuestra vida, pero que mientras tanto se quedan ahí, en la nada. Sergio González teoriza sobre sus actos cotidianos como lector y creador:
Mis subrayados han sido la sustancia que, a partir de las extralíneas aprendidas, germinó mi propia escritura. Una práctica de ensamble o carpintería mental. Sin ellos, jamás habría superado la agrafía, casi natural en alguien que venía de la esfera de la música y se introdujo en la de la letra impresa” (21)
Sin embargo, unos de los puntos que más destacan en la obra, es la serie de procedimientos creativos que Sergio González hace operar. Nos deja en claro que su vida como escritor no responde a la casualidad, sino a un plan complejo, mutante, pero bajo un ritmo y una dirección:
El plan: el recurso que emerge de lo duro para entrar en lo maleable. Sin plan no hay experimentos, sin experimentos no hay vida: hay anécdotas. Planear: aligerar. El plan sutil resulta de mayor valía: existe, pero no se nota (42).
Y entonces comienza a tener sentido los trazos de la firma de su padre, el color de su tinta y la oposición “natural” con la de los hijos. Los primeros encuentros con la lecturas, detalles que se van tejiendo en algún rincón del inconsciente. Lo que para muchos es intrascendente, para Sergio se convierte en arqueología personal y encuentra su razón de ser. Al parecer, lo que nos quiere decir el autor es que nada en nuestra vida es casual, todo tiene un sentido y función en nuestra vida.
Gran parte del libro lo ocupa la reflexión acerca del sueño, entiende que el lenguaje del sueño no está en las palabras, sino debajo de ellas. Y como piedras en el camino, Sergio González con paciencia va recogiendo cada una, analizando lo que va encontrando bajo cada una.
Resulta interesante la relación que hace con el sistema económico actual. El capitalismo impone, convierte en héroes anónimos a todos aquellos que duermen poco con tal de producir mucho más; sin embargo, esa acción es otra trampa más del sistema. La mejor forma de ser productivo-creador es durmiendo lo necesario y además hacer siestas en el transcurso del día. En el libro hay varios ejemplos sobre grandes genios dormilones.
Sin embargo, Sergio va más allá, se da cuenta que durante el sueño puede seguir trabajando en otros niveles su ejercicio creativo. De hecho crea un procedimiento para poder extraer lo literario, la Teoría del Oneirograma cuyos pasos son los siguientes:
- La idea básica consiste en acentuar la sensibilidad subjetiva y potenciar al máximo;
- Ante de entregarse al sueño, relajarse y pensar en la posibilidad de la aventura, la memoria y la escritura;
- Tener a la mano una pluma o un lápiz y papel para escribir al despertar (así sea en la madrugada) el relato soñador;
- Transcribir cuanto antes las impresiones, circunstancias, secuencias, personajes, objetos, reiteraciones, asociaciones, acciones soñadas;
- Enfatizar los detalles contrastantes, anómalos, incomprensibles;
- Releer y analizar lo escrito con el fin de hallar puntos de intromisión posible (desvíos, subtramas, giros);
- Narrar de nuevo lo transcrito y reinventar un relatoensayo a partir de la materia onírica;
- Emplear lo indicado en el punto 5 y el 6 como sustancia para la reinvención;
- Intensificar la autonomía del relato reinventando por encima del relato soñado;
- Revisar lo escrito para detectar puntos hacia un desarrollo virtual de lo escrito. Imaginarlo, por último, como si fuera una historia cinematográfica.
Pocas veces tenemos la posibilidad de asomarnos a los interiores profundos de un autor; corrijo, pocas veces encontramos un texto en donde un autor ensaye y novele sobe sus procedimientos creativos. Realmente es una obra deslumbrante, como toda la obra de Sergio González Rodríguez.
Ricardo Cartas3 Posts
Ricardo Cartas (Puebla, 1978), linguïsta por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y maestro en literatura hispanoamericana por la Universidad Iberoamericana (Puebla). Estoy a punto de acabar el doctorado en literatura Hispanoamericana en la BUAP. He sido profesor en la Preparatoria Emiliano Zapata de la BUAP y actualmente imparto el Círculo de Lectura en la Escuela de Artes Plásticas y Audiovisuales de la BUAP y también dirijo Radio BUAP 96.9 FM (radiobuap.com). Soy el titular del programa #DeEsoSeTrata que se transmite de lunes a viernes a las 13 hrs. en donde charlo con académic@s, científic@s y escritor@s. Tengo varios libros publicados de cuentos y novelas.
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