Un último libro antes del primero

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El autor del libro dice que el antólogo fue su amigo durante toda la infancia y que se separó durante su adultez para, por fin y definitivamente, y gracias a las redes sociales, a la hora de sentarse a esperar la vejez. Dice también que los textos que allí se presentan son como algo así como un concierto personal de su amigo que tiene memoria literaria y que sí puede remplazar su propia voz, muy pocos notaría la diferencia.

El libro va bien en principio, una historia algo entretenida de un niño que, invariablemente, pasa sus vacaciones donde los abuelos, un pueblo a las horas de Bogotá, la ciudad donde vive desde siempre. Luego viene un pequeño entremés que habla de la tormentosa y caótica adolescencia del antologado, que pasó a lo largo del camino del amor tan apasionadamente como por la cercanía con la muerte, pero, sobre todo, resalta que es esa época tan oscura como impredecible, este hombre tomó el camino sin retorno de la literatura una noche cualquiera gracias a un libro cualquiera. Esa fue mi parte preferida, porque la causa de la adultez, en donde se cuenta que la oficina de la miseria y desempeña una infinidad de oficios paralelos a la escritura de historias, no pasó de ser apenas masticable. Pero en general es un libro admisible y digerible, todo lo que decirlo. Esto por si alguien quiere venir a mi casa a leerlo. No tardó más de dos horas en terminarlo, por qué les preocupaba el tiempo que han de invertir en él.

Además, olvidé mencionar, el autor del libro dice que el antologado, que soy yo, que no publicará más libros porque estoy a punto de morir, o que eso dice la amenaza que el libro de entrega escrito en papel membretado.

Sergio Marentes21 Posts

Editor y director editorial del Grupo Rostros Latinoamérica. Es poeta y narrador. Lector irredento.

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